Este río parece que naciera de mi mano
o de las manos de los pescadores
que van cantando canciones milenarias
o alegres poemas de Tu Fu
desde sus viejas barcazas de madera.
Este río es hijo de un río sagrado
y por eso no va hacia el mar sino el mar hacia él viene.
Este río parece un joven príncipe de cobre adormecido
el que velan cantando princesas de bambú.
Este río al crepúsculo huele a huertos en flor
a perfume concreto de dulces mandarinas.
Este río es bello como ningún río autónomo o tributario
cuando entre sus aguas se hunde el sol como una estrella roja.
El poema es una belleza y la ilustración toca el corazón.
ResponderEliminarGracias, Juan, por compartirlos.
La sutileza de esa factoría poética milenaria de los orientales. Saben el camino para decir las cosas de la forma más bella.
ResponderEliminarPrecioso...
Un abrazo.
Es precioso. El poema, digo.
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