Ay Cervantes, Cervantes, Cervantes;
pero, hombre (y por vía de apremio)
¿por qué no llegaste quince años antes?
Déjame que te jinojepe
porque aunque sepas mucho más que Lepe
y más que Lepijo
y más que su hijo
no sabes lo que es una jinojepa.
Una jinojepa es una chanza
como la de Cipión y Berganza
y también como hablar por bernardinas
—que ahora dicen en camelo—.
Abre bien los ojos y mira a don Quijote
que ya estamos en la cueva de Montesinos
—¿otra vez, Rafael, con Marisa y Salsipuedes?—
y arriba queda Sancho Panza.
Tu Don Quijote es una jinojepa monstruosa
y tu «Vive Dios que me espanta»
es otra de juguete.
Por aquí anda Rinconete en su rincón,
cripta o boquete,
y se asoma y sube y baja un Angelo-
te García Lo-
pe,
pe, pe, yo sé lo que digo
y Cortadillo es de café con leche
y el Oidor es Carlos de la Vega.
Y el bachiller Sansón Carrasco
viene de Tomé Cecial,
y para ese chasco
hacen falta narices
y quitárselas para empinar la bota
y Sancho no lo cree el muy pasota.
Por allá va Manzanos
que guiña el ojo mejor que Maese Pedro
y el Licenciado Vidriera pegado a la misma
a ver los pájaros, las parejas y la grúa.
Y los del dominó por esos prados
ahorcando cinco dobles:
son como criaturas, pobrecillos,
y el jinojepero primero
que es Pepe García Nieto
y los votos del Clase que es Don Paco Pavón,
y los cuatro evangelistas Lucas y Marquitos
y Mateo que lo busco y no lo veo
y otro jinojepánico, Juanito Pérez Creus,
y atado a su columna de cristal y jacinto
Delgado Benavente que es otro Vidriera.
Y en un aprieto justo de poetisas
las hijas de las madres o al revés,
y en su bauprés, Garcés.
Ay Cervantes, Cervantes, Cervantes
¿por qué no viniste antes
y ahora te encoges y te alargas y te alargas?
Averígüelo Vargas.
Descíframelo, Borges.
pero, hombre (y por vía de apremio)
¿por qué no llegaste quince años antes?
Déjame que te jinojepe
porque aunque sepas mucho más que Lepe
y más que Lepijo
y más que su hijo
no sabes lo que es una jinojepa.
Una jinojepa es una chanza
como la de Cipión y Berganza
y también como hablar por bernardinas
—que ahora dicen en camelo—.
Abre bien los ojos y mira a don Quijote
que ya estamos en la cueva de Montesinos
—¿otra vez, Rafael, con Marisa y Salsipuedes?—
y arriba queda Sancho Panza.
Tu Don Quijote es una jinojepa monstruosa
y tu «Vive Dios que me espanta»
es otra de juguete.
Por aquí anda Rinconete en su rincón,
cripta o boquete,
y se asoma y sube y baja un Angelo-
te García Lo-
pe,
pe, pe, yo sé lo que digo
y Cortadillo es de café con leche
y el Oidor es Carlos de la Vega.
Y el bachiller Sansón Carrasco
viene de Tomé Cecial,
y para ese chasco
hacen falta narices
y quitárselas para empinar la bota
y Sancho no lo cree el muy pasota.
Por allá va Manzanos
que guiña el ojo mejor que Maese Pedro
y el Licenciado Vidriera pegado a la misma
a ver los pájaros, las parejas y la grúa.
Y los del dominó por esos prados
ahorcando cinco dobles:
son como criaturas, pobrecillos,
y el jinojepero primero
que es Pepe García Nieto
y los votos del Clase que es Don Paco Pavón,
y los cuatro evangelistas Lucas y Marquitos
y Mateo que lo busco y no lo veo
y otro jinojepánico, Juanito Pérez Creus,
y atado a su columna de cristal y jacinto
Delgado Benavente que es otro Vidriera.
Y en un aprieto justo de poetisas
las hijas de las madres o al revés,
y en su bauprés, Garcés.
Ay Cervantes, Cervantes, Cervantes
¿por qué no viniste antes
y ahora te encoges y te alargas y te alargas?
Averígüelo Vargas.
Descíframelo, Borges.
Gerardo Diego creó la jinojepa, que era un epigrama, generalmente de denuesto a un compañero de versos. Es curioso el origen de la palabra jinojepa. Cuenta Gerardo que en cierta ocasión ayudaba a un alumno a recordar alguna serranilla, y recitaba lentamente la famosa del marqués de Santillana en espera de que el examinando la recordase. «Moça tan fermosa non vi en la frontera...como la vaquera...de la...» En este punto, al muchacho se le iluminó la bombilla del caletre y soltó triunfante: «De la Jinojepa». Y el poeta agarró inmediatamente la palabra y creó las jinojepas. (Jaime Campmany)
No confundir jinojepa con jitanjáfora: creación caprichosa de sonidos que podrían ser palabras, sin más sentido que el eufónico. El término fue acuñado por el escritor mexicano Alfonso Reyes, que lo tomó de unos versos del cubano Mariano Brull:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera.
Magnífica nos parece la jinojepa (ay, si la dulce vaquera de la Finojosa, levantara la cabeza ) de Gerardo Diego al maestro Cervantes.
ResponderEliminarQue buenos textos nos han dado nuestros literato s ¿verdad?
Magníficos. Fijaos Gerardo Diego, con lo serio que podía parecer. Pues era un cachondo.
ResponderEliminarLa jinojepa al Cervantes parece que la hizo cuando le concedieron precisamente el Premio Cervantes. De ahí eso de "¿por qué no llegaste quince años antes?"
Es que el hombre, en 1979, cuando le concedieron el premio, ya tenía 83 años.
ResponderEliminarConviene aclarar una cosa, para la jinojepa se entienda bien, y perdón por ponerme pesado: la referencia a Borges y esa frase "y ahora te encoges y te alargas, y te alargas", estoy seguro que procede de que en 1979 el premio Cervantes fue concedido ex-aequo a Gerardo Diego y a Jorge Luis Borges. Fue el único año en que lo hicieron así.
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