miércoles, 3 de enero de 2018

Pecado original - Álvaro de Campos (Fernando Pessoa) - Portugal


Pecado original

Ah, quem escreverá a história do que poderia ter sido?
Será essa, se alguém a escrever,
A verdadeira história da humanidade.
O que há é só o mundo verdadeiro, não é nós, só o mundo;
O que não há somos nós, e a verdade está aí.

Sou quem falhei ser.
Somos todos quem nos supusemos.
A nossa realidade é o que não conseguimos nunca.

Que é daquela nossa verdade — o sonho à janela da infância?
Que é daquela nossa certeza — o propósito à mesa de depois?
Medito, a cabeça curvada contra as mãos sobrepostas
Sobre o parapeito alto da janela de sacada,
Sentado de lado numa cadeira, depois de jantar.
Que é da minha realidade, que só tenho a vida?
Que é de mim, que sou só quem existo?
Quantos Césares fui!


Pecado original

Ah, quién escribirá la historia
De lo que podría haber sido.
Será esa, si alguien la escribe,
La verdadera historia de la humanidad.
Lo que hay es sólo el mundo verdadero,
No es nosotros, es sólo el mundo.
Lo que no hay somos nosotros, he ahí la verdad.

Soy quien fallé de ser.
Somos todos quienes nos supusimos.
Nuestra realidad es la que no conseguimos nunca.

¿Qué fue de aquella verdad nuestra:
El sueño en la ventana de la infancia?
¿Qué fue de aquella certidumbre nuestra:
El propósito -no ya en la ventana- a la mesa de después?
Medito, la cabeza curvada entre las manos sobrepuestas,
Sobre el dintel del balcón.
Sentado de lado en una silla después de comer.
¿Qué es de mi realidad, que sólo tengo en vida?
¿Qué es de mí, que soy sólo quien existe?
¡Cuántos Césares!
Traducción de Jorge Guillén

2 comentarios:

  1. Leí por ahí que Fernando Pessoa estaba lleno de personas, cada cual con sus distintivos atributos y personalidad. La persona lúcida desesperanzada y tierna pesimista dentro de Pessoa se llamaba Álvaro de Campos. Copie y pegue cualquier verso de Pecado Original para confirmar esta gran verdad.

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  2. Se le conocen creo que hasta 70 heterónimos, algunos mujeres, y efectivamente todos con su personalidad propia. El más conocido es Álvaro de Campos, pesimista donde los haya.

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