esas damas galantes,
enmarcadas en vagos decorados
de un lujoso exotismo.
Adivino que fue
todo más triste y sórdido,
que sufristeis desprecio,
y aun llegasteis a creer
que hacíais algo sucio.
Y sin duda no fuisteis
como aquellas mujeres
de intachable decencia,
de las que sólo queda
el virtuoso valor de la ceniza.
Vosotras, enjoyadas,
con poses de odalisca,
apenas ataviadas con gasas y bordados
y unas medias de seda,
habéis llegado aquí, venciendo al tiempo,
en un rastro de luces y de sombras
donde aún sobrevive la belleza.
Parece dedicado a las minas del tango, "flor de noche y de placer, flor de lujo y cabaret", diosas del recuerdo y de una belleza que aún perdura...
ResponderEliminarSeguramente, sí, las minas del tango, y en general las minas europeas de vida "alegre" de finales del XIX y principios del XX, los "alegres veinte".
ResponderEliminarTal cual, adorables deliciosas criaturas perfumadas... como canta Gardel en la inmortal "Rubias de New York" de Le Pera.
ResponderEliminarMe gusta Juan Peña, escribe directo y pinta.
Genial, no conocía "Rubias de New York". Es que uno es "gardeliano", o como se diga, pero, ay, no es porteño, aunque le gustaría, y no conoce todo lo que se refiere a esa patria, (yo diría que del sentimiento), de modo que agradece estas aportaciones de un porteño de verdad.
ResponderEliminarGardeliano de alma, Juan, y lo transmites...
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