viernes, 23 de junio de 2017

Literatura azteca/ 7 - Cancionero otomí (3) - Anónimo - México


Nichalchiuhmamali

Nichalchiuhmamali,
teocuitlatl nicpitza:
ye nocuic.
Chalchihuitl niczoloa:
ye nocuic.

Labro esmeraldas

Labro esmeraldas,
oro moldeo:
es mi canto.
Engasto esmeraldas:
es mi canto.
______

En vano he nacido

En vano he nacido, en vano he llegado
aquí, a la tierra.
Sufro,
pero al menos he venido,
he nacido en la tierra.
______

¡Qué feliz el hombre...!

¡Qué feliz el hombre
que turquesas pule:
su canto,
su escudo de plumas de quetzal
hace reverberar al ondearlo!
______

Como semillas, esmeraldas ruedan

Como semillas, esmeraldas ruedan:
son flores que nacen:
tu canto.
Sólo cuando elevas tus flores,
en México luce el sol.
______

En Águila voladora

En Águila voladora
se mudó el Tigre Mixcoatl:
en la punta de una acacia,
en su angarilla de red
nació el hijo de Mixcoatl,
Netzahualcóyotl.

4 comentarios:

  1. Interesantísimo artículo de Jacques Soustelle. Para nada estúpidos los otomíes, más bien poetas sin pretensiones que narran sus tonadas, ya sean estas atisbos o pequeñas escenas, con gran naturalidad y delicadeza, y con una simpleza de ninguna manera simple sino más bien profunda, compleja...

    Tiene mucho de mandala el arte otomí, verdad? También sus tonadas, me parece.

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  2. Poesía tan sencilla (aparentemente), tan pegada a la tierra y al mismo tiempo tan sutil y etérea, que es una felicidad.

    Ya les gustaría a los poetas escribir este verso: "Como semillas, esmeraldas ruedan". Esto vale por todo.

    Arte otomí, una especie de "mandala", sí, estoy de acuerdo.

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  3. Un verso más y casi es un haiku... A algo de eso alude Jacques Soustelle ("textos que harían pensar en ciertos poemas japoneses") en su artículo que (con permiso) me llevo a mi base de datos.

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