sábado, 17 de diciembre de 2016

Fragmento del Völuspá - Anónimo - Escandinavia


En el pueblo escandinavo, el primer hombre, Askr, y la primera mujer, Embla, surgen de troncos de árboles a los que una tríada divina (Odín, Hoenir y Lodur) dotan de vida. Existe también otra versión en la que dos seres humanos emergen del árbol cósmico Yggdrasil y pueblan el mundo.

Para los escandinavos, el eje del cosmos es el árbol Yggdrasil, un fresno cuyas tres raíces penetran en el mundo de los hombres, de los muertos y de los gigantes. A sus pies surgen diversos manantiales; la fuente del saber, custodiada por el gigante Mimir, la fuente del destino y la fuente madre de los ríos terrestres.

La noción de un "dios creador" es ajena a la mitología germánica. Según su visión del cosmos, éste no tiene un principio ni un fin. Lo único que es "creado" y que puede ser "destruido" es la forma concreta del mundo actual. El cosmos inmutable se representa en forma de un gran árbol, llamado "el gran árbol Yggdrasil". Se desconoce su origen.

De la época vikinga, existe una abundante y homogénea documentación gracias a las Eddas, en sus dos recopilaciones, la Edda poética y la Edda en prosa, así como las Sagas, recopiladas a partir del siglo XII.

En el Völuspá, poema visionario que pertenece a la Edda poética, se narra la cosmogonía; en su novena estrofa se detalla que en el origen existía el vacío (Ginnungagap):

Gangleri dijo:

"¿Cuál fue el principio, o cómo empezó, o qué había antes?".

Hár responde:

"Así se dice en el Völuspá:
'Fue en los tiempos primeros
No había arena ni mar,
tierra no había,
Sólo el vacío abismo,
Cuando nada había
Ni las frías olas;
Ni el alto cielo,
Y no había hierba'."

Entonces dijo Jafnhár:

"Muchos evos antes de que se creara la Tierra se hizo el Niflheim, y en medio de todo está la fuente que se llama Huergelmir y de ella nacen los ríos que se llaman así: Svöl, Gunnthrá, Tjörm, Timbulthul,...".

Entonces dijo Jhridi:

"Pero primero existió el mundo del sur, llamado Muspell: es luminoso y caliente, su región es llameante y ardiente, e intransitable para los extranjeros y los que no proceden de allí. El llamado Surt vive allí, en el confín de la Tierra, para defender el país: tiene una espada llameante y cuando termine el mundo irá a luchar y vencer a todos los dioses y a quemar todos los mundos con el fuego...".

Entonces dijo Gangleri:

"... Tomaron a Ymir (gigante) y lo llevaron al centro del Ginnungagap (espacio cósmico lleno de fuerza mágica), y de él hicieron la tierra, de su sangre el mar y los lagos, la tierra se hizo de la carne y las montañas de los huesos: las piedras y las rocas las hicieron de los dientes y las muelas, y de los huesos que se habían roto... Colocaron todos los fuegos, algunos en el cielo, otros sueltos bajo el cielo, y los situaron y crearon sus órbitas. Así dicen los antiguos poemas que gracias a ellos se separaron los días y se contó el tiempo en años, como dice el Völuspá:

'No sabía el sol,
no sabía la luna,
no sabían las estrellas
dónde estaban sus salas
cuál era su poder,
dónde tenían su lugar'.

"... Cuando los hijos de Borr iban bordeando el mar por la costa, encontraron dos árboles y cogieron los árboles y crearon hombres con ellos. El primero les dio espíritu y vida, el segundo sabiduría y movimiento, el tercero forma, habla y oído y vista; les dieron ropas y nombres. El hombre se llamó Askr y la mujer Embla y de ellos se engendró la estirpe de los hombres a la que se le dio el Midgard como alojamiento..."
Versión y comentario de Helena Galiana

3 comentarios:

  1. Fascinante como El Hombre creó (y le adjudicó después a sus dioses la tarea) por todas partes su historia desde el fondo de los tiempos donde ni siquiera existía el Tiempo, desde un infinito pasado y hacia un infinito futuro.

    Me quedo con aquello de que el concepto del dios creador es ajeno a la mitología germánica, concepto más creíble y aceptable para mí por lo menos, aunque aceptaría la existencia de los dioses como funciones universales (se entiende, las mareas, las estrellas, el Sol y la Luna) que sabemos muy bien inciden o afectan nuestro ánimo, sueños y vida cotidiana.

    En definitiva, la verdad no tiene mucho que ver con lo que nos contaron quienes armaron esto que llamamos civilización occidental y cristiana.

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  2. Antes análisis, uno ya casi no se atreve a añadir nada. Completamente de acuerdo.

    Poéticas las cosmogonías de los pueblos, como no podía ser de otra manera.

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