viernes, 1 de julio de 2016

La ceniza del paraíso - Adolfo García Ortega - España


Carta a José Afonso Furtado

1
Ah, mon vieux José Afonso,
vuelvo a tus fotos de África,
o mejor he de decir de las Áfricas, así en plural,
de las cien o de las mil, de las Áfricas ocultas
que aguardan ser miradas por tu cámara
de épica resistencia, de honesto respeto
hacia la soledad de su íntima desecación.

2
Ah, mon vieux José Afonso,
esas fotos de seres invisibles y paisajes reales
como sueños están aquí en mi memoria,
me las he traído hasta esta isla de Madeira
desde donde estoy escribiéndote estos versos,
a las cinco de la tarde, en un pequeño bar
de Funchal, junto al castillo, por la zona alta.

3
Allá a lo lejos, atravesando el mar océano,
una línea, directamente trazada desde el centro
de esta mesa con mantel de plástico rojo a cuadros,
llega hasta Cabo Verde y sus nombres de islas y lugares,
que despiertan en mí la poderosa idea amada
y viva del viaje largo, de las tiernas nostalgias,
del humo de un café donde suena la morna
en la voz de Cize, llenando el entorno
de una atmósfera de tristeza y encanto.

4
Esos nombres que flotan como músicas en mi cabeza:
Sao Vicente, Baía das Gatas, Mindelo,
Tarrafal, Calhau, Praia, Monte Cara,
desiertos en blanco y gris, en negro y blanco,
en los colores mismos de una ardiente sequedad,
de una tea abrasada, calcinada, avarienta.

5
Pero también van en el equipaje de mi memoria
otras Áfricas allá lejanas, pobres, orgullosas:
Angola, Sao Tomé, Maputo, Bissau,
mundos más que lugares, bordes del mar,
valles barridos por vientos que azotan a las palmeras,
matojos de hierba que ya no es ni será verde,
sólo ese plateado grisáceo de tus fotos,
tierra negra de la desolación,
fantasma de los vergeles bíblicos, ceniza.

6
Por tus fotos que recuerdo pasó la epopeya,
se agostó la historia, se perdió el hálito del brío;
ahora es habla seca de espíritus emigrados
A Boston, a París, a Lisboa, a Madrid, a Berlín,
el infierno de la vida real donde ser negro
es el castigo mayor, el peligro, la condena.

7
Recojo en tus fotos el hechizo breve de un rescoldo
apagándose, pero no la hoguera cálida;
ya aquella luz se extinguió,
se fue con el tiempo en que había hombres felices,
se fue con el tiempo en que las estaciones,
los rebaños y los cultivos guiaban a los hombres;
ahora no hay nada ni hay nadie.

8
Sólo queda la voz en Cabo Verde,
la voz como no hay otra voz en el mundo,
la voz que corta el dolor como manteca,
la voz de Cesaria Evora, sacándome de la profunda
sombra muerta de tus Áfricas.

9
Ah, José Afonso, viejo amigo,
mago de la luz y de su ausencia,
maestro de los grises fronterizos,
que divides el mundo negro de los desiertos blancos
con una raya equinoccial, equilibrada,
el horizonte inventado por ti
entre el cielo y el mundo,
como Dante, como Virgilio, como Camoens.

10
Cuántos viajes largos pasaron por esos puertos vacíos,
antaño cruce obligado de todas las rutas;
si hubiera de partir hoy de este malecón,
aquí, en Funchal, atestado de cargueros roñosos,
pediría que mi escala fuese en Mindelo
para ver si esos nombres que flotan en mi mente,
que he visto en tus fotos,
existen, o son en cambio telones de tu alma
que descorres ocultando a todos una amarga mirada.

11
Tus árboles, tu arena, tus olas,
son estancias de la luz, la casa de las sombras,
la lontananza de quien busca el ocaso de la vida
donde antes, un día, fue dictado el Paraíso.

AngolaCesaria Evora 

8 comentarios:

  1. Qué nítidos versos. Qué imagen tan poética. El término instantáneo le queda perfecto a ambos poetas. La instantánea que describe uno, la instantánea que retrata el otro.

    Parecen el uno para el otro, el uno en el otro, el uno es otro, el mismo?...

    "Esas fotos de seres invisibles y paisajes reales
    como sueños están aquí en mi memoria...

    Despiertan en mí la poderosa idea amada
    y viva del viaje largo, de las tiernas nostalgias,
    del humo de un café donde suena la morna
    en la voz de Cize, llenando el entorno
    de una atmósfera de tristeza y encanto..."

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  2. García Ortega es uno de lo poetas más interesantes de, digamos, las "penúltimas" generaciones de poetas españoles. Poetas que, por cierto, irán saliendo duante todo este verano (invierno en Argentina), alternando con poetas sudamericanos, también de las penúltimas generaciones, que merecen ser conocidos. Seguro que hay sorpresas.

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  3. Qué racha de descubrimientos. Qué pedazo de poeta.
    La voz de Cesaria Evora y su forma de cantar me desarma.

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  4. Resumiendo: desasnada y desarmada:)

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  5. Pues ya somos varios.

    Seguro que habrá más poemas de García Ortega, que además es de Valladolid, y eso sí que me desarma.

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  6. Ah, porque estudiaste allí, si no recuerdo mal.

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