Que todo lo alteras con tus penetrantes ojos!
¿Por qué te ensañas con el corazón del poeta,
Cual buitre cuyas alas son la gris realidad?
¿Cómo podría él amar o tener por sabia
A quien no le permite que en sus ensoñaciones
Busque las joyas que rutilan en el firmamento,
A donde se remonta en intrépido vuelo?
¿No has sacado tú a Diana de su carro?
¿No has expulsado a la dríada del bosque
Obligándola a refugiarse en planeta más feliz?
¿No has arrancado a la náyade de sus aguas,
al elfo de la verde hierba, y a mí
del sueño estival bajo el tamarindo?
Genio diverso. La otra noche en casa de un amigo leí una genialidad de Cortázar sobre Poe "hasta sus biógrafos necesitarían de su ayuda e imaginación para inventarle cosas y leyendas. Algo así.
ResponderEliminarPoe hasta permite crear, no?
ResponderEliminarEso parece.
ResponderEliminarAunque aquí "se queje" de la Ciencia, estaba al tanto de ella.
Incluso.
ResponderEliminarNo me extraña que se quejase, no es para menos...
ResponderEliminarLo que descubre la ciencia quizá tenga más magia que imaginar a un elfo escondido en la verde hierba.
ResponderEliminarUn epíteto, por cierto.
ResponderEliminarPueden convivir, es que conviven, y quien convive riñe de vez en cuando, nada más.
ResponderEliminarExacto, Marian lo ha definido bien.
ResponderEliminarDiré una vez más que la ciencia y la poesía son hermanas, si no lo he dicho alguna vez.
La ciencia ha ido avanzando gracias a soñadores que han visto más allá y más lejos y se han imaginado cosas. Poetas. Creo que en el soneto de Poe se deja entrever.
Asiento. Ya converso.
ResponderEliminarMira cómo comienza: ¡Oh ciencia, verdadera hija de la antigüedad, ..."
ResponderEliminarEse es un magnífico comienzo, porque es verdad.
ResponderEliminarQue os...
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