sábado, 8 de marzo de 2014

Literatura y ciencia/ 3 - Oda a los números - Pablo Neruda - Chile

Numbers in Colors - Jasper Johns, 1958Qué sed
de saber cuánto!
Qué hambre
de saber
cuántas
estrellas tiene el cielo!

Nos pasamos
la infancia
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,
la juventud contando
pétalos, cabelleras.
Contamos
los colores, los años,
las vidas y los besos,
en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.
Las ciudades
eran miles, millones,
el trigo centenares
de unidades que adentro
tenían otros números pequeños,
más pequeños que un grano.
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
y por más que corrió con el sonido
fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,
de noche, fatigados,
llegaba un 800,
por debajo,
hasta entrar con nosotros en la cama,
y en el sueño
los 4000 y los 77
picándonos la frente
con sus martillos o sus alicates.
Los 5
agregándose
hasta entrar en el mar o en el delirio,
hasta que el sol saluda con su cero
y nos vamos corriendo
a la oficina,
al taller,
a la fábrica,
a comenzar de nuevo el infinito
número 1 de cada día.

Tuvimos, hombre, tiempo
para que nuestra sed
fuera saciándose,
el ancestral deseo
de enumerar las cosas
y sumarlas,
de reducirlas hasta
hacerlas polvo,
arenales de números.
Fuimos
empapelando el mundo
con números y nombres,
pero
las cosas existían,
se fugaban
del número,
enloquecían en sus cantidades,
se evaporaban
dejando
su olor o su recuerdo
y se quedaban los números vacíos.

Por eso,
para ti
quiero las cosas.
Los números
que se vayan a la cárcel,
que se muevan
en columnas cerradas
procreando
hasta darnos la suma
de la totalidad de infinito.
Para ti sólo quiero
que aquellos
números del camino
te defiendan
y que tú los defiendas.
La cifra semanal de tu salario
se desarrolle hasta cubrir tu pecho.
Y del número 2 en que se enlazan
tu cuerpo y el de la mujer amada
salgan los ojos pares de tus hijos
a contar otra vez
las antiguas estrellas
y las innumerables
espigas
que llenarán la tierra transformada.
Pablo Neruda
___________________________________
Seguimos recuperando entradas para la serie.

13 comentarios:

  1. Siempre, a pesar de los números, me encantó ese cuadro de Jasper Johns.
    Bueno la oda de Neruda también. ¿Me estaré convirtiendo a la cienciología?

    ResponderEliminar
  2. ¿Como Tom Cruise? Hombre, no fastidies.

    ResponderEliminar
  3. Don Pablo impar. Primer verso de un futuro haiku para él...

    ResponderEliminar
  4. Pues, adelante.

    Don Pablo excesivo y descomunal.

    ResponderEliminar
  5. Brillante. Ahí ya está compuesto por ciber blogueros poetas... ¿Habremos inaugurado alguna forma de escritura con el ciber atlántico en medio? No creo, pero... Vale.

    ResponderEliminar
  6. No, mejor dejemos la poesía a los poetas.

    ResponderEliminar
  7. Estoy intentando haikus para Don Pablo. Luego los subiré.

    ResponderEliminar
  8. No sé si habrá un poeta tan sediento y hambriento como Neruda.

    ResponderEliminar
  9. Sí, eso es verdad, era un poeta muy, muy excesivo. Quería que su poesía abarcase el mundo, o quería la poesía sólo para él, o... ¿qué quería?

    ResponderEliminar
  10. Lo escribió él en un poema, creo.

    ResponderEliminar