martes, 20 de agosto de 2013

Qui no és trist - Ausiàs March - España


QUI no és trist, de mos dictats no cur,
o'n algun temps que sia trist estat,
e lo qui és de mals passionat,
per fer-se trist no cerque loch escur;
lija mos dits mostrans pensa torbada,
sens algun'art, exits d'om fora seny,
e la rahó qu'en tal dolor m'empeny
Amor ho sab, qui n'és causa estada.

Alguna part, e molta, és trobada
de gran delit en la pensa del trist,
e si les gents ab gran dolor m'an vist,
de gran delit m'arma fon conpanyada.
Quant simplament Amor en mi habita,
tal delit sent que no·m cuyt ser al món,
e com sos fets vull veure de pregon
mescladament ab dolor me delita.

Prest és lo temps que faré vida'rmita
per mils poder d'Amor les festes colre;
d'est viur'estrany algú no·s vulla dolre,
car per sa cort Amor me vol e·m cita.
E yo qui·l am per si tant solament,
no denegant lo do que pot donar,

a sa tristor me plau abandonar
e per tostemps viur'entristadament.

Traure no pusch de mon enteniment
que sia cert e molt pus bell partit
sa tristor gran que tot altre delit,
puys hi recau delitós languiment.
Alguna part de mon gran delit és
aquella que tot home trist aporta,
que planyent si lo plànyer lo conforta
mes que si d'ell tot lo món se dolgués.

Ésser me cuyt per moltes gens reprès
puys que tant lou viur'en la vida trista,
mas yo qui he sa glori'a l'ull vista,
desig sos mals puys delit y és promès.
No·s pot saber, menys de lla speriença,
lo gran delit qu'és en lo sols voler
d'aquell qui és amador verdader
e ama si vehent-s'en tal volença.

Lir entre carts, Déu vós don conexença
com só per vós a tot estrem posats;
ab mon poder Amor m'à 'nderocat
sens aquell seu d'infinida potença.

__________________________________________

QUIEN no esté triste o sepa de tristezas,
de las cosas que escribo no se ocupe,
y quien esté por males afligido,
no busque oscuridad para estar triste:
lea estos turbados pensamientos,
dichos sin arte por quien no está en sí,
y la razón que a tal dolor me empuja,
Amor, que es el causante, bien la sabe.

Una no escasa parte de placer
halla en su reflexión el hombre triste;
si la gente me vio muy dolorido,
mi alma estuvo asistida por gran dicha.
Cuando me habita Amor, tanto es mi goce,
que dudo incluso estar en este mundo;
si con hondura quiero ver sus hechos,
con mezcla de dolor me hace dichoso.

Cerca está el tiempo en que me haré eremita
para mejor guardar de Amor las fiestas;
nadie me llore por mi vida extraña,
pues me reclama Amor para su corte.
Y yo, que lo amo sólo por sí mismo,
no rechazando el don que puede dar,
abandonado a su tristeza, gozo
vivir entristecido para siempre.

No me puedo sacar de la cabeza
que sea cierto y más bello partido
su gran tristeza que los otros goces,
pues hay en ella dulce languidez.
Parte considerable de mi dicha
es la que todo el que está triste obtiene,
que penando, su pena le contenta
más que si el mundo entero se doliese.

Temo que muchos han de censurarme
por mi alabanza de la vida triste,
mas yo tengo su gloria ante los ojos
y deseo el deleite de sus males.
Sin experiencia no puede saberse
la gran dicha del acto de querer,
en quien, por ser amante verdadero,
se ama a sí mismo al contemplar su amor.

Lirio entre espinas: Quiera Dios que sepáis
en qué extremo por vos estoy postrado;
con mi poder, Amor me derribó,
sin el suyo, de múltiple potencia.
Versión de Juan Antonio Icardo


    Difícil resultaría caracterizar la poesía de March (1397-1459) a partir únicamente de su herencia (los trovadores ¿y Petrarca?), pues a su muy personal estilo va unida una concepción del amor, de la vida y de la muerte (nociones para él estrechamente unidas) que escapa a cualquier clasificación. De hecho, su poesía es sobre todo un autoanálisis que refleja sus contradictorios estados de ánimo, imposibles de expresar con las recetas poéticas de escuela. Mientras ama (y escribe, pues ambas actividades son indisociables en él) reflexiona sobre lo que le ocurre: el deseo y la pasión y sus efectos, la participación del espíritu, las consecuencias morales, la desazón al no alcanzar el amor ideal... Todo ello le envuelve en irreconciliables contradicciones, que le llevan desde la exaltación al hundimiento, desde el amor al temor y a la muerte, o desde aquél al odio o a la ira. Una inquisidora búsqueda acompaña a esta desazón: la de los motivos que le impulsan a amar y la de la "verdad" del amor. FRANCISCO RICO

9 comentarios:

  1. Posiblemente el padre de la poesía en catalá.

    ResponderEliminar
  2. Huy que pispa era. Cuánto sabía, así, a la chita callando, golpe a golpe, verso a verso.

    ResponderEliminar
  3. Buen vídeo, menos mal que se entiende bastante bien, con la ayuda de las imágenes más, claro.

    ResponderEliminar
  4. Yo creo que se comía el coco demasiado.

    El vídeo yo creo que se entiende bastante bien. Al menos, los que hablamos catalán en la intimidad (Aznar y yo) lo entendemos perfectamente. :-)

    ResponderEliminar
  5. Pues mira qué gracioso, no he querido poner yo el chiste y va y lo pones tú.

    ResponderEliminar
  6. Tiene mucho trasfondo el poema. Yo empezaría por:

    "...en quien, por ser amante verdadero, se ama a sí mismo al contemplar su amor."

    A partir de ahí... (Como diría en aquel vergonzoso vídeo doña Teresa Fernández de la Vega)

    ResponderEliminar
  7. Es que se amaba mucho, también, (y al partido, claro).

    ResponderEliminar