Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
que aquel blanco y color de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
Pero tras eso confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira,
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.
Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos,
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!
Y eso que en aquella época, aún no existían cosas como el liftng, brotox, etc.....
ResponderEliminar.....ni,los gimnasios, ni los anabolizantes, ni etc.....
ResponderEliminarPero las mujeres se pintaban como una puerta, y algunos hombres también, no hay más que leer a los escritores de la época.
ResponderEliminar¿No hubo un tiempo en el que disfrazarse era pecado?
ResponderEliminarPus más disfrazados que ellos.....
ResponderEliminarDe todas formas, que esclavitud tenemos las mujeres con eso de la belleza y con sus derivados, como por ejempo, que las barriguitas en los tíos sean más consentidas (visualmente) que las de las tías; más..., y..., etc.
ResponderEliminarEs que la barriga masculina tiene un punto sexy que.....
ResponderEliminarQué cachondeo, ¿un punto nada más?, un puntazo:)
ResponderEliminarComo el cachondeo de la igualdad en algunos aspectos; al hombre se le permite envejecer de forma más natural que a la mujer, esa es la realidad.
Lo triste es que muchas mujeres colaboran a fomentar esa desigualdad.
Es que nosotros no somos guapos, ¡somos interesantes!
ResponderEliminarY otras somos las dos cosas, toma¡
ResponderEliminarDe jóvenes....
ResponderEliminarEl hombre y el oso, cuanto más feo... peor para él.
ResponderEliminarLo de la esclavitud de las mujeres con el tema de la belleza y sus derivados es verdad, pero últimamente los hombres, algunos hombres (metrosexuales, o no sé cómo se llamarán ahora), también empiezan a vivir esclavizados por la apariencia, allá ellos y ellas.
Yo tenía una amiga que, cuando iba al baño, en lugar de decir "voy a arreglarme", decía "voy a ver si tengo arreglo", y realmente no he conocido a nadie que lo necesitase menos. En fin, apariencias sociales.
Bueno, el tiempo no pasa en balde (para todo el mundo), y obsesionarse con estar como estábamos hace treinta años, es demencial. Las "Lomanas" y las "Presleys" (es por dar el toque Tele 5) no tendrán una arruga ni una pizca de grasa corporal, pero son como efigies (claro, que si alguno se siente arqueólogo...)
ResponderEliminarLos años te quitan algunas cosas, pero te dan otras que sirven para sobrellevar con serenidad las que se han perdido.
Joer, la última frase merece encabezar un libro de autoayuda.
ResponderEliminarPero, ¿es cierto o no es cierto?, la vida es un quita y pon; al final se queda en un quita todo nada más y el único pon es a la funeraria.
ResponderEliminarY ésta al pelo para un epitafio.
ResponderEliminarYa solo falta que aparezca por aquí Forrest Gump con la caja de bombones.
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