lunes, 7 de noviembre de 2011

El menú del día - Miguel Merino - España

Pintura de Jorge Ballester
Me gusta estar solo. Soy capaz
de disfrutar mi soledad durante meses
y no necesito más que mi cabeza
para llenar el tiempo.

Pero de vez en cuando
soy débil y me duele,
y salgo y busco en los demás
(no porque me interesen,
más bien porque me hacen falta),
y con ellos me olvido un rato
y recupero fuerzas
antes de volver conmigo.

Otras veces, como ahora,
el deseo es menos fuerte
y me basta con entrar en un bar,
sentarme en una mesa y comer
asistiendo de cerca a la vida
de los hombres, escuchar
qué cosas dicen, observar
cómo gesticulan, cómo se llevan
un trozo de pan a la boca,
y sentir la ternura
de una madre sin hijo, un llanto
que no llega a estallar,
una piedad descomunal
por ellos y por mí,
por todos nosotros,
panda
de pobres
diablos.

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