Por el caballero de Saint-Gile
A Jesús el demonio cierto día,
secundum evangelium de Mateo,
cual si fuera un fideo,
a una montaña lo llevó volando²,
y desde allí mostrando
le fue muy por extenso
la tierra, que era entonces un llano inmenso.
"¿Ves, le dijo con risa maliciosa,
todos estos imperios y naciones
y esas vastas regiones
en que el romano estado predomina?
- Aunque aquesta colina
mucho más alta fuera,
nada, dijo Jesús, como ahora viera.
"- Ésa, amigo, es tu falta, exclamó el diablo;
pero hablemos de un asunto interesante.
Un tratado importante
contigo quiero hacer, si a ello te avienes.
- Convengo, si no vienes
con malicia a engañarme,
y puedo honradamente en ti fiarme.
"- He aquí lo que propongo; ve si aceptas.
Yo sólo de ese mundo el dueño soy,
y desde Adán hasta hoy
nadie su posesión me ha disputado³:
si a mis pies humillado
me das acatamiento,
te cedo su dominio en el momento."
Cavilando Jesús estuvo un rato
y al fin dijo a Satán: "Con tu licencia,
por más que en apariencia
el trato para mí sea lisonjero,
aceptarlo no quiero;
que aprendí desde chico
que digiere muy mal el que es muy rico."
Poco tiempo después Satán fue a Roma.
Era la edad dichosa en que reunidos
millares de elegidos
se encontraban en ella, y en que el papa
pasaba el frío sin capa,
no sabía andar en coche,
era obispo no más, y buena noche.
Al desván Lucifer fue en derechura
do el santísimo padre residía,
y con franca alegría
le dijo: "De la tierra voy, hermano,
a hacerte soberano".
El papa a estas razones
besó, hincado, a Satán los espolones.
Con respetable aspecto y compostura,
enseguida el demonio a su cliente
le encasquetó en la frente
una triple corona, y así dijo:
"¡Luzbel te la da, hijo!
Si le sirves con celo
de la tierra te hará dueño y del cielo".
Éste el divino origen es, papistas,
que vuestros bienes todos han tenido;
y en recuerdo debido
de haber el papa el espolón besado
a Satanás malvado,
indulgencia ganaba
quien la mula papal con fe besaba.
La historia del papazgo así lo dice,
escrita por malditos hugonotes;
mas estos herejotes
apestan a quemado, y no es prudente
creer a aquesta gente;
por mi parte estoy lejos
de escuchar sus verdades y consejos.
Pero en tanto, si algún hombre de gusto
a Roma por capricho visitare,
y estos versos llevare,
le aconsejo los guarde con cuidado,
pues que si no, tostado
será, porque atrevido
tan eternas verdades ha leído.
Versión de Mauro Armiño y Manuel Domínguez
¹ El término "mula" se refiere al calzado que usaban los papas, igual que el "múleo" que empleaban los patricios romanos: de color púrpura, puntiagudo y con la punta vuelta hacia el empeine, mientras el talón subía hasta la mitad de la pierna.
² El texto latino dice: Iterum assumpsit eum diabolus in monten excelsum valde (Mateo, 8, 10)
³ Voltaire trae aquí a colación pasajes del Génesis, 6, 5 y 22 y de Mateo, 19, 23-24.
!Bravo! Está clavao!
ResponderEliminarVoltaire era tremendo. Una especie de Erasmo, pero aún más agudo e incisivo.
ResponderEliminarJMJ, si Voltaire levantáse la cabeza...
ResponderEliminarLes ponía las pilas seguro.
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