Cuando gobierna alguien muy grande y sabio
su gobierno pasa casi desapercibido para el pueblo.
Al que no lo es tanto,
le aman y le elogian;
al que menos, le temen;
al de inferiores cualidades
lo cubren de improperios.
Si el gobernante no tiene palabra,
nadie le tendrá confianza.
El buen gobernante es prudente,
mide en extremo sus palabras.
Remata con éxito su obra.
Entonces el pueblo llano dice:
Estamos en armonía con la Naturaleza.
Versión de Benjamín Briggent
En otro lugar de este blog hay un acercamiento al Tao Te King.
Cuándo nos tocará algún gobernante sabio?
ResponderEliminarViendo a los candidatos....permítanme que lo dude
Joé, igualito que en España!!
ResponderEliminar;-)
Me temo el que el prudente gobernante que mide sus palabras y remata con éxito su obra no existe en ningún sitio.
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