jueves, 30 de junio de 2011
Arcángel de ceniza (Homenaje a Federico García Lorca) - Diego Jesús Jiménez - España
Homenaje a Federico García Lorca
I. Los lagartos dibujan en el tiempo
su muerte mineral. Hay mastines que sueñan con rocío en los ojos
y que entornan las noches ante el infortunio. No sé por qué
tras las últimas casas de los barrios extremos
imagina uno el mar. La luz es un estanque
que habita la memoria, un estanque con algas y secas humedades
donde los días yacen en sus salas de espera.
Los cementerios de automóviles
atraviesan urgentes madrugadas
de hospitales y de óxidos. Deja la claridad, entre las flores,
un mundo submarino abierto. Sueñan los dormitorios
enfermedades plateadas, y hay un temblor difuso en las paredes
y muñecas sin ojos arrastrando
su universo olvidado. Hay vacíos océanos
y animales pacientes que ahogan el insomnio.
La tortuga invernal, entre la lluvia,
avanza más aprisa que los trenes
que atraviesan los cielos. Nadie
recuerda nada aquí. Todo está aislado en su inseguridad; la luz es un naufragio
de hogueras apagadas. De humo estrellado
son las sombras, y hay navajas que brillan de incertidumbre
como un escalofrío. Hay testigos de espuma en los alrededores
y recodos de horas que no terminan nunca. Hierve la Historia
en una sola página. La ciudad,
a lo lejos, tiene un maduro resplandor
de palacio de invierno.
II. Oigo desde aquí los aljibes, los desagües
desde donde las ratas y los pobres comparten sus negocios
de cartón y de humo; ya los ejecutivos,
con la seguridad de los prestidigitadores,
ascender por el aire; ya los asentadores,
ya los intermediarios de todo cuanto un día en los campos
fue bello; o a los que distribuyen
su mercancía invisible y, poco a poco, adquieren
esa pátina helada de los santos, en los ojos el frío
de los peces que han muerto.
Ved que el robo es defensa
y la piedad mentira; que en estas calles
donde es dolor la Historia y la vida pecado,
por las que se presume
tanto de libertad como de pobreza,
ya no se lucha a muerte. Baja del Guadarrama un viento
de rendición. Entre los árboles
deja la espuma de la noche sus párpados abiertos.
III. La ciudad
brilla como una ola de ceniza sobre la lejanía. Es agosto
y, desde aquí, ves tenderse
el fatigado cuerpo del silencio en las lomas, la quemadura
vegetal de los parques que, a lo lejos, encienden con sus llamas
lentas flores de sombra.
En las afueras
hay un olor portuario
de mercancía muerta; es un muelle la tarde
donde yace la lluvia en apagados trenes; y hay hélices y anclas
de barcos que no existen, y ruidos que se esconden
en las profundidades de las sombras como animales ciegos.
Lo mismo que en los puertos
ves frutos que se pudren como auroras calladas
y restos de periódicos que vuelan, sin razón,
por los aires.
No es el silencio aquí
como el de las murallas o como el de las frondas
de los ríos abiertos. Una edad medieval
discurre en los contornos, sueña en los alrededores de las cosas.
Hay una luz de atardecer entre las fábricas
que dura todo el día. Huele a fatiga ya cartón, a riesgo, a vida peligrosa
en estos barrios donde
no tiene el cielo crédito ni la infancia fortuna.
Abre la calma de la tarde sus puertas
de calor a la noche; y atraviesan
en vuelo errante, como cenizas de la luz, el silencio
los pájaros.
IV. De la noche desciende como un ángel huido de los cielos.
Desciende de sus pétalos grises y de sus manos muertas.
Sueña por los fríos sepulcros de los invernaderos
donde el rocío no existe y está el tiempo callado.
Llega desde la muerte,
desde negros océanos deshabitados, con veloces caballos purísimos y errantes;
sus caballos glaciares cuyo galope eterno pisotea las flores,
las flores que penetran ahogándose en las clínicas, donde
hay un llanto eléctrico por las enfermedades.
Regresa de las lágrimas de los amaneceres, perdida en la marea de sus ojos vacíos
donde eligen los árboles sus insectos dorados y los ricos sus pobres.
Desde sus sienes abrasadas por extraños arcángeles de ceniza y de niebla desciende,
regresa enfurecida a sus más bajos fondos.
¡Oh, altísima ciudad, flor de infortunio, luz disecada entre las páginas
donde llora la Historia arrepentida! ¡Altísimo pecado de cristal y silencio!
Dime que no es verdad la noche, ni la muerte ni el llanto
con los que te disfrazas de papeles y líquidos.
Hay un lóbrego viento de submarinos invisibles y manzanas podridas.
La soledad busca sus cuerpos destrozados por los rincones de los hospitales
donde ascienden heridos por las blancas paredes de sus habitaciones
solitarios difuntos que, de pronto, se nublan
y su duelo consiste en su propio cadáver.
Está en las madrugadas que abandonan los parques,
entre vómitos pálidos y cisternas amargas, donde hay pájaros muertos
y fermenta el sonido de sus viejas heridas
entre algodones y tijeras que han abierto los ojos.
Con su dolor se nutren los poetas; sus versos le traicionan entre las mariposas y las nubes.
¡Ay, dime que no son ciertos tus dioses con gusanos ni tus cuerpos de estiércol!
Dime tú que no existe el pan de cieno que no tiene memoria y has dejado mordido.
Llegas de las afueras y los túneles, de metales cerrados y fábricas en llamas.
Estás en la garganta de las larvas que oxidan a los años.
Dime que no es verdad el día de tus negros espejos
ni tus desheredados con asma interminable, ni el eterno silencio
de los que más humillas: a los que robas cada día, cuando los atardeceres
yacen en los suburbios, y navegan los pobres en barcas naufragadas
tu olvido.
lunes, 27 de junio de 2011
La aurora - Federico García Lorca - España
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
jueves, 23 de junio de 2011
Noche de San Juan - Felipe Benítez Reyes - España
Qué secreta y hermosa
es la noche festiva para aquel
que no tiene pasado, un tiempo frío
dentro del corazón.
Qué exacta noche
de fuego y juventud.
Qué diferente
ya de cuando éramos
aquellos que en la sombra
furtivos se besaban y reían.
Las muchachas se obsequian como entonces
y los amigos beben en una copa igual
a la que ya apuramos cuando fuimos
como estos que ahora se adueñan de la vida.
es la noche festiva para aquel
que no tiene pasado, un tiempo frío
dentro del corazón.
Qué exacta noche
de fuego y juventud.
Qué diferente
ya de cuando éramos
aquellos que en la sombra
furtivos se besaban y reían.
Las muchachas se obsequian como entonces
y los amigos beben en una copa igual
a la que ya apuramos cuando fuimos
como estos que ahora se adueñan de la vida.
El maelstrom en la sopa - José Luis Rey - España
En el viaje al confín del alimento,
al fondo de la luz no masticable,
en esta expedición al sol hirviendo, en nuestro descender
a los misterios de otro corazón
que burbujea en el volcán, volando
en los lagos del norte, en nuestra vida gótica,
en azafrán dorado de los fiordos,
en este remolino acaba el mundo.
La cuchara del náufrago y el cuerpo adolescente
ya no sirven, se quiebran en la fuerza del descenso.
Y el vacío nos lleva, ni siquiera una pluma escapará de tanta clara gloria.
En el borde del plato se congregan las ranas
como monjas en torno de una espiga.
Acordaos de mí, acordaos de mí,
dice el hombre que va a ser absorbido
y alzando así los ojos
ve arriba una vez más el jarrón con las flores amarillas,
el día puesto allí, desordenado,
el viejo humilde don
que se aleja en el aire. El remolino
ya convierte sus piernas en raíces del mar
y en círculos desciende, más amplios cada vez,
con cangrejos, sirenas y podrido pescado.
Todos los hombres se hunden en la sopa.
Abismo, ten piedad,
pues en la rueda azul del alimento
solamente quisimos ser muy jóvenes
para apretar los pájaros que cantan
en las axilas de una mujer.
Suena, sopa, despierta a tus ahogados.
Y lánzalos, escúpelos de nuevo
a la tierra caliente de Abraham.
En los tobillos del día, en sus escamas,
han de tenderse los despiertos y
cantar, cantar, cantar.
Y del cuerpo aterido, encallado en la costa,
se derrama otra vez
el primero y el siempre último amor.
al fondo de la luz no masticable,
en esta expedición al sol hirviendo, en nuestro descender
a los misterios de otro corazón
que burbujea en el volcán, volando
en los lagos del norte, en nuestra vida gótica,
en azafrán dorado de los fiordos,
en este remolino acaba el mundo.
La cuchara del náufrago y el cuerpo adolescente
ya no sirven, se quiebran en la fuerza del descenso.
Y el vacío nos lleva, ni siquiera una pluma escapará de tanta clara gloria.
En el borde del plato se congregan las ranas
como monjas en torno de una espiga.
Acordaos de mí, acordaos de mí,
dice el hombre que va a ser absorbido
y alzando así los ojos
ve arriba una vez más el jarrón con las flores amarillas,
el día puesto allí, desordenado,
el viejo humilde don
que se aleja en el aire. El remolino
ya convierte sus piernas en raíces del mar
y en círculos desciende, más amplios cada vez,
con cangrejos, sirenas y podrido pescado.
Todos los hombres se hunden en la sopa.
Abismo, ten piedad,
pues en la rueda azul del alimento
solamente quisimos ser muy jóvenes
para apretar los pájaros que cantan
en las axilas de una mujer.
Suena, sopa, despierta a tus ahogados.
Y lánzalos, escúpelos de nuevo
a la tierra caliente de Abraham.
En los tobillos del día, en sus escamas,
han de tenderse los despiertos y
cantar, cantar, cantar.
Y del cuerpo aterido, encallado en la costa,
se derrama otra vez
el primero y el siempre último amor.
lunes, 20 de junio de 2011
Preferencias - Andrés Trapiello - España
Ni las cumbres sublimes ni los ríos
que no han sido ensuciados por los hombres;
ni los palacios ni las blancas ruinas
de los templos antiguos, ni los dioses
de mármol o bronce, iguales todos,
ni la alada victoria ni un bugatti,
y menos aún la música y el baile,
con sus amanerados sacerdotes:
ninguna de esas cosas y de otras
tan admiradas por los más sensibles
y que tienen que ver con el buen gusto
me proporciona una emoción profunda.
Si acaso, los hangares en desuso,
las estaciones fuera de servicio,
el laberinto de las fundiciones,
el brumoso extrarradio, un descampado
en el que sólo puede comprenderse
la perpleja tristeza de los hombres,
y los ríos que arrastran su miseria,
oscuros, majestuosos y solemnes,
y las descomunales escombreras.
sábado, 18 de junio de 2011
Fragmento de Canto General - Pablo Neruda - Chile
No tienes nada que decir al aire,
al viento de oro que viene de lejos,
que lo diga la tierra ensimismada,
la cal, el mineral, la levadura.
Yo visité los muros de Querétaro,
toqué cada peñasco en la colina,
la lejanía, cicatriz y cráter,
los cactus de ramales espinosos:
nadie persiste allí, se fue el fantasma,
nadie quedó dormido en la dureza:
sólo existe la luz, los aguijones
del matorral, y una presencia pura:
Juárez, tu paz de noche justiciera,
definitiva, férrea y estrellada.
Hoy, sábado anterior al solsticio de verano, se ha celebrado la tercera edición del Día E -Día del Español-, patrocinado por el Instituto Cervantes. En esta ocasión ha sido elegida como palabra más bella del idioma Querétaro (Isla de las salamandras azules), que, aunque no está en el diccionario porque en realidad es una provincia mexicana y una ciudad y procede del lenguaje autóctono anterior a la llegada de los españoles, ha sido votada por miles de internautas. Bueno, está bien...
jueves, 16 de junio de 2011
Sobrevivientes - Pablo Neruda - Chile
Qué había pasado en la tierra?
Es éste último hombre o primer hombre?
En tierras desdichadas o felices?
Por qué fundar la humanidad de nuevo?
Por qué saltaba el sol de rama en rama
hasta cantar con garganta de pájaro?
Qué debo hacer, decía el viento,
y por qué debo convertirme en oro,
decía el trigo, no vale la pena
llegar al pan sin manos y sin bocas:
el vacío terrestre
está esperando fuera
o dentro del hombre:
todas las guerras nos mataron a todos,
nunca quedó sobreviviente alguno.
De la primera guerra
a piedra y luego
a cuchillo y a fuego
no quedó vivo nadie:
la muerte quiso repetir su alimento
e inventó nuevos hombres mentirosos
y éstos ahora con su maquinaria
volvieron a morirse y a morirnos.
Caín y Abel cayeron muchas veces
(asesinados un millón de veces)
(un millón de quijadas
y quebrantos)
murieron a revólver y a puñal,
a veneno y a bomba, fueron envueltos en el mismo crimen
y derramaron toda su sangre cada vez.
Ninguno de ellos podía vivir
porque el asesinado era culpable
de que su hermano fuera el asesino
y el asesino estaba muerto:
aquel primer guerrero
murió también cuando mató a su hermano.
Es éste último hombre o primer hombre?
En tierras desdichadas o felices?
Por qué fundar la humanidad de nuevo?
Por qué saltaba el sol de rama en rama
hasta cantar con garganta de pájaro?
Qué debo hacer, decía el viento,
y por qué debo convertirme en oro,
decía el trigo, no vale la pena
llegar al pan sin manos y sin bocas:
el vacío terrestre
está esperando fuera
o dentro del hombre:
todas las guerras nos mataron a todos,
nunca quedó sobreviviente alguno.
De la primera guerra
a piedra y luego
a cuchillo y a fuego
no quedó vivo nadie:
la muerte quiso repetir su alimento
e inventó nuevos hombres mentirosos
y éstos ahora con su maquinaria
volvieron a morirse y a morirnos.
Caín y Abel cayeron muchas veces
(asesinados un millón de veces)
(un millón de quijadas
y quebrantos)
murieron a revólver y a puñal,
a veneno y a bomba, fueron envueltos en el mismo crimen
y derramaron toda su sangre cada vez.
Ninguno de ellos podía vivir
porque el asesinado era culpable
de que su hermano fuera el asesino
y el asesino estaba muerto:
aquel primer guerrero
murió también cuando mató a su hermano.
domingo, 12 de junio de 2011
Toko-Waly - Léopold Sédar Senghor - Senegal
Toko-Waly, tío mío, ¿te acuerdas de las noches de antaño
cuando posaba mi cabeza en tu paciente espalda?
¿O dándome la mano, tu mano me guiaba por tinieblas y signos?
Los campos son flores de gusanos relucientes; las estrellas se posan
en la hierba en los árboles.
El silencio alrededor,
sólo el runruneo del perfume de los matorrales, colmenas
de abeja que dominan la endeble vibración de los grillos,
el tam-tam velado de la respiración a lo lejos de la noche.
Tú, Toko-waly, tú escuchas lo inaudible,
y me explicas los signos de los antepasados en la serenidad marina
de las constelaciones:
el Toro, el Escorpión, el Leopardo, el Elefante, los peces familiares
y la pompa láctea de los Espíritus por el cerco celeste
que nunca termina.
Pero he ahí la inteligencia de la diosa Luna y
los velos de las tinieblas caen.
Noche de África, mi noche negra, mística y clara, negra y brillante.
Tú reposas con la tierra misma, tú eres la tierra y las colinas armoniosas.
¡Oh, belleza clásica que no es ángulo, sino línea elástica, elegante, esbelta!
¡Oh, rostro clásico desde la frente combada hasta el bosque de aromas.
Y los grandes ojos oblicuos hasta la bahía graciosa del mentón.
Y el impulso fogoso de las colinas gemelas!
¡Oh, curvas de dulzura, rostro melodioso!
¡Oh, mi Leona, mi Belleza negra, mi Noche negra, mi Negra, mi Desnuda!
¡Ah!, cuántas veces has hecho latir mi corazón como el
leopardo indómito en su estrecha jaula.
Noche que me libera de las razones, de los salones, de los sofismas,
de las piruetas, de los pretextos, de los odios calculados,
de las matanzas humanizadas.
Noche que funde todas mis contradicciones, todas las contradicciones
en la unidad de la primera negritud.
Temas - Renato Leduc - México
Preámbulo inevitable a "Algunos poemas deliberadamente románticos"
Para Mario Mariscal
Para Mario Mariscal
No haremos obra perdurable. No
tenemos de la mosca la voluntad tenaz.
Mientras haya vigor
pasaremos revista
a cuanta niña vista
y calce regular...
Como Nerón, emperador
y mártir de moralistas cursis,
coronados de rosas
o cualquier otra flor de la estación,
miraremos las cosas
detrás de una esmeralda de ilusión...
Va pasando de moda meditar.
Oh, sabios, aprended un oficio.
Los temas trascendentes han quedado,
como Dios, retirados de servicio.
La ciencia... los salarios...
el arte... la mujer...
Problemas didascálicos, se tratan
cuando más, a la hora del cocktail.
¿Y el dolor?, ¿y la muerte ineluctable?...
Asuntos de farmacia y notaría.
Una noche -la noche es más propicia-
vendrán con aspavientos de pariente,
pero ya nuestra trémula vejez
encongeráse de hombros, y si acaso,
murmurará cristianamente...
Pues...
De "Algunos poemas deliberadamente románticos
y un prólogo en cierto modo innecesario", 1933
Renato Leduc
miércoles, 8 de junio de 2011
Moraleja de todo esto o séase la manera como, a juicio del autor, ha de estarse el hombre de buen vivir y savoir faire... - Renato Leduc - México
Como el señor,
como el señor del Buen Despacho que era
un amigable y buen componedor
en los tumultos de la primavera.
Como el cine que afoca
a los novios penumbra placentera
mientras chicle permutan boca a boca
y les tiemblan las piernas, en tijera.
Como la dulce, la plateada luna
que perdió sus virtudes de planeta
una por una
en abyectos oficios de alcahueta.
Como la madre de la bailarina
que da a prócer rufián pública y quieta
posesión; y da la esquina
al insolvente amor de hija coqueta.
Como aquellos que salga lo que salga
quieren a todas luces explicar
la condición sedeña de una nalga,
de Dios la esencia y el color del mar...
Vender la vida en más de lo que valga
¿polvo de oro...? ¿colmillos de elefantes...?
y la raída indumentaria hidalga
vender cuanto antes...
Como el señor honrado, aunque cabrón
que por haber merced o cualquier cosa,
dona al patrón
el usufructo de la casta esposa.
Como el señor de convicciones que
al triunfador en ortodoxo posa,
y va -olvidadizo de lo que antes fue-
de flor en flor, como la mariposa.
Como el joven altivo pero bajo
cuya bifronte idiosincrasia estriba
en darle por detrás a los de abajo
y ofrecer el trasero a los de arriba.
O como el jubiloso campanero
que con igual fervor mueve el badajo
en la boda, el bautizo y el postrero
instante en que nos vamos al carajo.
Un ojo al gato y otro al garabato
armado el brinco y las pisadas lentas
cuando nos llegue el doloroso rato
de hacer las cuentas...
Pues el que canta sin firmar contrato
ay de él...
y, ay del que tiene que vender barato
la tibia leche y la dorada miel...
como el señor del Buen Despacho que era
un amigable y buen componedor
en los tumultos de la primavera.
Como el cine que afoca
a los novios penumbra placentera
mientras chicle permutan boca a boca
y les tiemblan las piernas, en tijera.
Como la dulce, la plateada luna
que perdió sus virtudes de planeta
una por una
en abyectos oficios de alcahueta.
Como la madre de la bailarina
que da a prócer rufián pública y quieta
posesión; y da la esquina
al insolvente amor de hija coqueta.
Como aquellos que salga lo que salga
quieren a todas luces explicar
la condición sedeña de una nalga,
de Dios la esencia y el color del mar...
Vender la vida en más de lo que valga
¿polvo de oro...? ¿colmillos de elefantes...?
y la raída indumentaria hidalga
vender cuanto antes...
Como el señor honrado, aunque cabrón
que por haber merced o cualquier cosa,
dona al patrón
el usufructo de la casta esposa.
Como el señor de convicciones que
al triunfador en ortodoxo posa,
y va -olvidadizo de lo que antes fue-
de flor en flor, como la mariposa.
Como el joven altivo pero bajo
cuya bifronte idiosincrasia estriba
en darle por detrás a los de abajo
y ofrecer el trasero a los de arriba.
O como el jubiloso campanero
que con igual fervor mueve el badajo
en la boda, el bautizo y el postrero
instante en que nos vamos al carajo.
Un ojo al gato y otro al garabato
armado el brinco y las pisadas lentas
cuando nos llegue el doloroso rato
de hacer las cuentas...
Pues el que canta sin firmar contrato
ay de él...
y, ay del que tiene que vender barato
la tibia leche y la dorada miel...
De "Breve glosa al Libro de buen amor", 1939
sábado, 4 de junio de 2011
Poesía del vino/12 - El alma del vino - Charles Baudelaire - Francia
Una noche, el alma del vino cantaba en las botellas:
"¡Hombre, hacia ti lanzo, oh querido desheredado,
bajo mi prisión de cristal y mis lacres bermejos,
un canto de luz y de fraternidad!
Sé cómo es necesario, en la colina en llamas,
penar, sudar y un sol abrasador
para engendrar mi vida y darme un alma;
mas no seré yo ingrato ni malvado,
pues siento un gozo inmenso cuando caigo
en la garganta de un hombre rendido por su labor,
y su cálido pecho es una dulce tumba
que me complace más que mis frías bodegas.
¿Oyes tú resonar los cantos domingueros
y la esperanza que gorjea en mi pecho palpitante?
De codos en la mesa, y con las mangas dobladas,
me glorificarás y tú estarás contento;
Yo encenderé los ojos de tu encantada esposa,
devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores
y seré para ese frágil atleta de la vida,
el aceite que endurece los músculos de los luchadores.
¡En ti caeré, vegetal ambrosía,
grano precioso echado por el Sembrador eterno,
para que de nuestro amor nazca la poesía
que se alzará hacia Dios como una rara flor!"
Versión de Enrique López Castellón
Las flores del mal, que incluye este poema, pasa por ser una de las fuentes de la poesía contemporánea. Paradigma de la "poesía maldita", esta obra fue condenada en su tiempo "por ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres". Qué cosas...
jueves, 2 de junio de 2011
Suzanne - Leonard Cohen - Canadá
You can hear the boats go by
You can spend the night beside her
And you know that shes half crazy
But thats why you want to be there
And she feeds you tea and oranges
That come all the way from china
And just when you mean to tell her
That you have no love to give her
Then she gets you on her wavelength
And she lets the river answer
That youve always been her lover
And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that she will trust you
For youve touched her perfect body with your mind.
And jesus was a sailor
When he walked upon the water
And he spent a long time watching
From his lonely wooden tower
And when he knew for certain
Only drowning men could see him
He said all men will be sailors then
Until the sea shall free them
But he himself was broken
Long before the sky would open
Forsaken, almost human
He sank beneath your wisdom like a stone
And you want to travel with him
And you want to travel blind
And you think maybe youll trust him
For hes touched your perfect body with his mind.
Now suzanne takes you hand
And she leads you to the river
She is wearing rags and feathers
From salvation army counters
And the sun pours down like honey
On our lady of the harbour
And she shows you where to look
Among the garbage and the flowers
There are heroes in the seaweed
There are children in the morning
They are leaning out for love
And they will lean that way forever
While suzanne holds the mirror
And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that she will trust you
For shes touched your perfect body with her mind.
Puedes oir las barcas pasar de largo.
Puedes pasarte toda la noche a su lado.
Y sabes que está medio loca,
pero ése es el motivo por el cual estás allí.
Y te da té, y naranjas
de la China.
Y cuando tratas de decirle
que no tienes amor para ofrecerle,
te coge y te mece en sus brazos,
dejando que sea el río el que conteste
que siempre has sido su amante.
Y quieres viajar con ella.
Quieres viajar a ciegas.
Y sabes que confiará en tí
por haber tocado su cuerpo perfecto con tu mente.
Y Jesús era un marinero
cuando caminó sobre el agua.
Y gastó mucho tiempo mirando
desde su solitaria torre de madera.
Y cuando supo con certeza
que sólo los que se ahogaran podrían verle
dijo: -Todos los hombres serán marineros,
hasta de que el mar los libere.
Pero él mismo estaba arruinado
antes de que el cielo se abriera.
Abandonado, casi humano,
se hundió bajo tu sabiduría como una piedra.
Y quieres viajar con él.
Quieres viajar a ciegas.
Y sabes que quizá confiarás en él
por haber tocado tu cuerpo perfecto con su mente.
Ahora, Suzanne toma tu mano,
y te lleva hasta el río.
Lleva puestos unos trapos y plumas
sacados de la ventanilla del Ejército De Salvación.
Y el sol cae como la miel
sobre nuestra chica del puerto.
Y te muestra donde mirar
entre la basura y las flores.
Hay héroes en las cloacas,
y niños por la mañana,
inclinándose por amor.
Y lo seguirán haciendo siempre,
mientras Suzanne sostiene el espejo donde se mira.
Y quieres viajar con ella.
Quieres viajar a ciegas.
Y sabes que confiará en tí
por haber tocado tu cuerpo perfecto con su mente.
Leonard Cohen acaba de obtener el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Enhorabuena, maestro.
miércoles, 1 de junio de 2011
Fragmento del Tao Te King - Lao Tsé - China
Cuando gobierna alguien muy grande y sabio
su gobierno pasa casi desapercibido para el pueblo.
Al que no lo es tanto,
le aman y le elogian;
al que menos, le temen;
al de inferiores cualidades
lo cubren de improperios.
Si el gobernante no tiene palabra,
nadie le tendrá confianza.
El buen gobernante es prudente,
mide en extremo sus palabras.
Remata con éxito su obra.
Entonces el pueblo llano dice:
Estamos en armonía con la Naturaleza.
Versión de Benjamín Briggent
En otro lugar de este blog hay un acercamiento al Tao Te King.