Chet Baker - Like Someone In Love

jueves, 31 de marzo de 2016

Balada del ausente - Juan Carlos Onetti - Uruguay // Ya no - Idea Vilariño - Uruguay


Juan Carlos Onetti, magnífico novelista y ensayista, sólo escribió tres poemas: Y el pan nuestro, Querida Litty y Balada del ausente. Mantuvo con Idea Vilariño una larga y tormentosa relación, marcada por la pasión, las despedidas y el distanciamiento.

Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia
La desesperación y el juego
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.

No me des conciencia, grito, necesidad ni orden
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo
Hacia la claridad dolorosa del mundo
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar
Cree lo que ignora.

Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo
En romper espejos en la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas
Suciamente deseosas y extrañas
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez
Su ajenidad, su diminuto no ser
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.

Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo
No inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible
Un encuentro que no se cumplirá.

Idea Vilariño compuso este poema cuando puso fin a su relación con Onetti, "el último hombre del que debía enamorarme":

Ya no será
ya no
no viviré contigo
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estarás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir.

martes, 29 de marzo de 2016

Yo tenía una voz - Humberto Megget - Uruguay


Humberto Megget, encuadrable dentro de la generación uruguaya del 45 (Carlos Maggi, Emir Rodríguez Monegal, Mario Benedetti, Ida Vitale, Idea Vilariño, Armonía Somers...), murió joven, demasiado joven (24 años). Idea Vilariño editó la primera selección de la obra de Megget poco después de su muerte y dejó escrito:
Ahora, demasiado tarde, como siempre, sólo podemos declarar el valor de sus versos, mostrar un poema, dejar constancia del paso del joven poeta que desoímos.

Yo tenía una voz
botas de niño recién puestas
bombacha campesina más que rota
herida en las rodillas
era una voz que dominaba
a gigantes pequeños de juguete
que hiciérame anidar entre gorriones
y madurar la mente entre los hombres
que cortaban los árboles y el césped.
Yo tenía una voz tan pequeña
que hacía con ella collarcitos
y ataba tantas cosas a su corazón de trigo
que un día hasta a una niña tuvo presa
a una niña de ojos de dedales
con pestañas de fibra de los linos
a una niña de niña más que niña
que tomando a mi voz entre sus dedos
la convirtió en palabra de los ríos
y me quedé sin ella.

domingo, 27 de marzo de 2016

Hoy - Conrado Nalé Roxlo - Argentina


Nada me preguntéis, que nada he visto.
Del pájaro no sé, ni sé del canto.
Sólo en espejos de caliente llanto
la inútil sangre vi correr del Cristo.

No sé quién soy, ni sé para qué existo.
Crece ante mí la flora del espanto.
Y el temeroso paso que adelanto
Las losas pisa de un dolor previsto.

Cerradas puertas, negras torres mudas.
Cadáveres de niños y campanas.
Gesticular de euménides y dudas.

Muertas bajo un laurel las nueve hermanas.
Y mis manos ardientes y desnudas
escribiendo al azar palabras vanas.

viernes, 25 de marzo de 2016

Poemas de Tu suerte está en Ispahán - Natalia Carbajosa - España


PRÓLOGO
Mi ventana es el eje de mi visión, la única luz verdadera sobre el mundo.
Antonio Llorente
Todo el viaje de la vida cabe en los confines imprevistos de una habitación,

una habitación a la que mesa, ventana y unos pocos libros bastan,

ventana abierta a la cadencia mustia de un patio de luces al bullicio airoso de la calle en día de mercado

a la monotonía del mar,

tanto da mientras sea ventana,
ojo que ve

mientras la vida estalla postigos adentro en ese útero contiguo a tantos otros,

al del pájaro de la infancia el lecho vacío o bien colmado la cocina con su eterna fragancia de café recién hecho,

todo el aliento de la vida cabe en los pulmones de quien ahí dentro se afana
se consume

llora o ríe entre la escasa,
la anchurosa compañía de sus libros

-los que han llegado a ser suyos-

y la pobre compañía de sí mismo, náufrago o fugado sin billete y sin destino que,
no obstante,

tanto sabe de trenes a deshora,
de estaciones desangeladas,

esto es,
sin rastro de los ángeles que otrora las poblaron,

y así, sin más equipaje que un poema
y la soledad teñida por la humedad de la noche

-el relente de un rosario de noches-

pero con el impulso intacto del insomnio y la promesa de la luz

que, más tarde, tenue o ardorosa,
entrará por su ventana perennemente abierta,

emprende el mismo rumbo cada madrugada,
                                                                               
vuelve, como es costumbre,
su corazón itinerante a revolver,
con áureas alas,

el polvo ajado, roto,
                           pero aún vivo,
vivo, vivo,

            del camino que traza la vida
del camino que traza la pluma en su

viaje de confines imprevistos.


XV

Saboreada la lluvia, aspirado su olor a tierra, podemos volver a soñar palabras.

Las palabras son monedas de oro que salen de la boca en la clarividencia del sueño.

Vomitamos palabras porque nos hacen ricos: las palabras urden cuentos,

los cuentos nos llevan en volandas, plenos de riqueza y
de felicidad,
al umbral exquisito y profuso

de la muerte.

Somos los mercaderes más afamados, nuestras delicadas telas las más preciadas en todo el Oriente.

Cuando lleguemos a Ispahán, se las ofreceremos todas a ella, las extenderemos con sumo esmero a sus pies. Ella sonreirá, asentirá y observará sorprendida:
                                 "¡Tan largo camino para tantas palabras!"
De Tu suerte está en Ispahán, 2012

miércoles, 23 de marzo de 2016

Literatura y jazz/ 66 - It Could Happen to You - Luis María Murciano - España


Nadie se extrañaría
de hallar la realidad entre estas cuatro paredes,
en estos labios como el humo,
en esta boca igual a cualquier boca
antes de marchitarse,
donde la noche anónima se despierta sin rostro,
entre copas vacías y sirenas
que serán arrastradas hacia algún horizonte
en el incendio de la madrugada.

Un montón de esqueletos se amontonan
en una pugna incierta. Y en sus manos,
todo es abismo: un macabro baile
que inunda los rincones de misterio y de lujuria
y esparce las cenizas de lo efímero.
No sé si son espejos o criaturas
extraviadas de alguna pesadilla,
si a punto de fundirse las unas con las otras,
de ser tragadas por el oleaje
en un definitivo, turbio golpe de mar,
habrán adivinado mi silencio
-que parece asomarse tras la luz y las sombras
del cigarrillo azul que se consume
y que es el de mi propio corazón-,
o si estarán buscando más allá de la barra
la nieve intacta, el fuego de otro sueño
marchito entre la lluvia y los gemidos,
antes de regresar a la intemperie.
Yo vuelvo a ti sin pronunciar tu nombre,
con los ojos ardientes de recuerdos,
resuelto a abandonar esta prisión
en la que los fantasmas y las ebrias siluetas
de desasidos brazos y de voces heladas
arrojan sus perfiles al vacío.
Y vengo a acomodarme en la neblina
de unos tacones rojos y una negra melena
detrás de una mirada de añil, lenta y profunda,
vagando ya sin sed entre cristales.
Y escucho así el crujido de mi alma,
porque la nada está llena de huesos,
más allá de los fríos reflejos del bourbon
que inundan de nostalgia mi garganta y mis ojos.

Miro el murmullo de la muchedumbre
y sigo el ritmo de este blues herido:
It Could Happen to You,
¿acaso el contrabajo es el mañana
y la trompeta de Chet Baker la noche que me vence?

Espero con paciencia a que la luna
aparezca de pronto e ilumine
este postrer acorde,
y al naúfrago asustado que se abraza a otro cuerpo
tratando de escapar
del tenebroso mar de la derrota.
It Could Happen to You (J. Van Heusen - J. Burke) - Chet Baker, 1958

lunes, 21 de marzo de 2016

El despliegue de los instrumentos - Scott Hightower - Estados Unidos


THE SHOWING OF THE INSTRUMENTS

(St. Lawrence Before Valerianus, Fra Angelico, ca. 1447)

There are all those scenes of pagan
administrators sitting before a wall
of patterned fabric stretched between
those pink, leafy pilasters of opulence
presiding judiciously over
the showing of the instruments;

those apparatuses, a tactic within a tactic,
usually lying on the pale ground
somewhere between the seat of authority
and the heretical stand;

solemn apparatuses of wood and iron,
a kind of static profanity
spilled out on the ground,
dark, symmetrical, opaque.

Never do the eyes of anyone
attendant ever seem to move
across them. No, not their eyes.
Only their willful tongues and ears
make clear what truly is at stake.

This is the dialogue of intentions,
the display:

on one hand, the pride of ingenuity
of the torture devised;
diffused, multiple, and polyvalent;
as if to say,

"We can tear you to shreds
in the blink of an eye;"

on the other hand, bloodless courage
of the accused whose instrument
in the investigation is the soul.

The gesture here is the juncture
between the judgment of men
and the judgment of God.
~~~~

EL DESPLIEGUE DE LOS INSTRUMENTOS

(San Lorenzo ante Valeriano, Fray Angélico, ca. 1447). 

Hay todas esas escenas de administradores 
paganos sentados a lo largo de un muro 
con tapiz de intrincado dibujo extendido 
sobre esas pilastras opulentas de rosadas hojas 
presidiendo con rigor 
el despliegue de los instrumentos;

esos aparatos, táctica dentro de la táctica, 
normalmente extendidos sobre el suelo claro 
en algún punto entre el puesto de la autoridad 
y la tarima del hereje;

solemnes aparatos de madera y de hierro, 
especie de blasfemia estática 
derramada sobre el suelo, 
oscura, simétrica y opaca.

Nunca parece cruzarse 
la mirada de ningún asistente 
con ellos. No, de nadie. Tan solo 
la obcecación de sus lenguas y oídos 
revela lo que en verdad está en juego.

Este es el diálogo de intenciones, 
lo que se muestra:

por un lado, el orgullo del ingenio 
de la tortura concebida; 
difuso, múltiple y polivalente; 
como diciendo:

"Podemos hacerte pedazos 
en un abrir y cerrar de ojos";

por otro, el coraje exangüe 
del acusado cuyo instrumento 
a examen sometido es el alma.

Aquí el gesto es la ligazón 
entre el juicio de los hombres 
y el juicio de Dios.
Traducción de Natalia Carbajosa

sábado, 19 de marzo de 2016

I love Cristina Peri Rossi / Fragmento de Julio Cortázar y Cris - Cristina Peri Rossi - Uruguay


I love Cristina Peri Rossi

En el portal de Amazon
aparece mi nombre

al lado de Michael Jackson
Madonna y George Clooney

venden camisetas en tres tallas
(pequeña mediana mayor)
para hombres mujeres niños
o niñas

las camisetas blancas
tienen una inscripción
en letras rojas: I love Michael Jackson
I love Madonna
I love George Clooney
I love Cristina Peri Rossi
mi nombre es más largo
ocupa más espacio

Me pregunto quién habrá tenido
la alocada idea de quererme en camisetas
de Amazon

Sólo me gusta el No llores por mí Argentina
de Madonna
y detesto a George Clooney
(Michael Jackson me da un poco de lástima
tuvo una infancia difícil, como yo)

Al otro día las camisetas siguen allí
en el portal
a quién se le habrá ocurrido
que me ama tanta gente

como no me lo termino de creer
compro un par de camisetas I love
Cristina Peri Rossi

-a ver si haces un poco de dinero-
dice mi amiga -que la literatura
no da para comer
parece que puede dar para vestirse un poco
pienso

A los quince días llegan por correo
las camisetas I love Cristina Peri Rossi

dos por cincuenta dólares más diez de envío
Pienso que amarme no es tan caro
podría ser mucho peor

Mi abogado dice que es inútil poner una demanda
Amazon no contesta
tiene una respuesta robot para todos igual

no sé a quién regalarle las camisetas

A mí, mi amor me queda grande.
____________________

Fragmento de Julio Cortázar y Cris

Tomé el tren en la estación de Francia, en Barcelona. Era invierno, un duro invierno en toda Europa. "Te espero en la gare de Austerlitz", me dijiste por teléfono. Yo nunca había visto la nieve. Gasté el último dinero que me quedaba en comprarme botas altas y un gorro de piel, porque siempre andaba resfriada, a punto de contraer alguna infección maligna (te dije que había tenido tuberculosis, de pequeña, y me contestaste que la vocación literaria me venía de ahí). Acababa de perder un gran amor, además de haber perdido la revolución, mi casa, mi familia, mis libros, mis alumnos, mi ciudad y mi pasado, de ser "innombrable" en Uruguay (a no quejarse: yo solo perdí mi nombre, otros perdieron la vida). Pero el exilio me acababa de regalar algo con lo que no había soñado: el encuentro con Julio Cortázar, en la gare de Austerlitz. No me gusta viajar, me gustan las personas.

Sólo viajo para ver a alguien, y en este caso, París era sólo un telón de fondo.

Cuando llegué, lo divisé, altísimo, flaco, desgarbado, con una leve barba que le cubría las mejillas y los ojos más celestes y acuosos que había visto en mi vida. Un nombre me vino a la cabeza: Papaíto piernas largas. Era el título de una novela de Jean Webster que había leído en mi infancia.

(Tiempo después, con mucha cautela, se lo pregunté: "¿Vos leíste Papaíto piernas largas?". Con infinita paciencia, me contestó: "Sí, Cristina, lo leí, en la colección Robin Hood, de tapas amarillas. Pero a mí me gustaría ser otra cosa, no tu papá". "Lo digo por las piernas", me defendí. "Te equivocás, Cristina, no son piernas: son zancos.")

jueves, 17 de marzo de 2016

El tigre poético// El tigre - William Blake - Inglaterra / El oro de los tigres - El otro tigre - Jorge Luis Borges - Argentina / El tigre y yo, durmiendo juntos - Georgina Herrera - Cuba / El tigre - Otros tigres - Eduardo Lizalde - México / El tigre - Pablo Neruda - Chile / Un poema con tigre - Víctor Rodríguez Núñez - Cuba

The Tiger

Tiger, tiger, burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?

In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare seize the fire?

And what shoulder and what art
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand and what dread feet?

What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? What dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?

When the stars threw down their spears,
And water'd heaven with their tears,
Did He smile His work to see?
Did He who made the lamb make thee?

Tiger, tiger, burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Dare frame thy fearful symmetry?


El tigre

Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?
Traducción de Pablo Mañé Garzón

El oro de los tigres

Hasta la hora del ocaso amarillo
cuántas veces habré mirado
al poderoso tigre de Bengala
ir y venir por el predestinado camino
detrás de los barrotes de hierro,
sin sospechar que eran su cárcel.
Después vendrían otros tigres,
el tigre de fuego de Blake;
después vendrían otros oros,
el metal amoroso que era Zeus,
el anillo que cada nueve noches
engendra nueve anillos y éstos, nueve,
y no hay un fin.
Con los años fueron dejándome
los otros hermosos colores
y ahora sólo me quedan
la vaga luz, la inextricable sombra
y el oro del principio.
Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores
del mito y de la épica,
oh un oro más precioso, tu cabello
que ansían estas manos.


El otro tigre

Pienso en un tigre. La penumbra exalta
la vasta Biblioteca laboriosa
y parece alejar los anaqueles;
fuerte, inocente, ensangrentado y nuevo,
él irá por su selva y su mañana
y marcará su rastro en la limosa
margen de un río cuyo nombre ignora
(en su mundo no hay nombres ni pasado
ni porvenir, sólo un instante cierto.)
Y salvará las bárbaras distancias
y husmeará en el trenzado laberinto
de los olores el olor del alba
y el olor deleitable del venado.
Entre las rayas del bambú descifro
sus rayas y presiento la osatura
bajo la piel espléndida que vibra.
En vano se interponen los convexos
mares y los desiertos del planeta;
desde esta casa de un remoto puerto
de América del Sur, te sigo y sueño,
oh tigre de las márgenes del Ganges.
Cunde la tarde en mi alma y reflexiono
que el tigre vocativo de mi verso
es un tigre de símbolos y sombras,
una serie de tropos literarios
y de memorias de la enciclopedia
y no el tigre fatal, la aciaga joya
que, bajo el sol o la diversa luna,
va cumpliendo en Sumatra o en Bengala
su rutina de amor, de ocio y de muerte.
Al tigre de los simbolos he opuesto
el verdadero, el de caliente sangre,
el que diezma la tribu de los búfalos
y hoy, 3 de agosto del 59,
alarga en la pradera una pausada
sombra, pero ya el hecho de nombrarlo
y de conjeturar su circunstancia
lo hace ficción del arte y no criatura
viviente de las que andan por la tierra.

Un tercer tigre buscaremos. Éste
será como los otros una forma
de mi sueño, un sistema de palabras
humanas y no el tigre vertebrado
que, más allá de las mitologías,
pisa la tierra. Bien lo sé, pero algo
me impone esta aventura indefinida,
insensata y antigua, y persevero
en buscar por el tiempo de la tarde
el otro tigre, el que no está en el verso.

El tigre y yo, durmiendo juntos

El tigre tuvo sueño,
se echa junto a mí, se duerme
como un regalo inusitado; tiendo
la mano y lo acaricio.
Dichosa es esta mano que se pierde
entre el dibujo de su piel.
El tigre es tibio y manso. Pego
mi oído a su corazón.
Apenas late. Cómo
puede ser tan pausado
El corazón del tigre?

Entre él y yo no hay selva,
tempestad ni miedo,
ninguna distancia nos separa.
Respira suave; huele
cerezas el aliento
de este animal que amo y cuido.

Se mueve ahora; vuélvese
al otro lado, no despierta,
pero temo
que el sueño acabe.
No el del tigre, el mío.

El tigre

Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.

Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.

Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.

Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado

en todo esto.


Otros tigres

El tigre ya está ahí
Blake lo sabía.
Se oyen sus pasos fuertes en la grama o la alfombra.
No hay nada que agregarle.
Es más que la literatura.
Su estampa queda grande a toda poética desdicha.
No admite glosa alguna,
no puede ser pintado sino como es,
y no hay fotografía que lo encarcele.
No hay variantes poéticas del tigre.
Sólo tigre es el tigre.

El tigre

Soy el tigre.
Te acecho entre las hojas
anchas como lingotes
de mineral mojado.

El río blanco crece
bajo la niebla. Llegas.

Desnuda te sumerges.
Espero.

Entonces en un salto
de fuego, sangre, dientes,
de un zarpazo derribo
tu pecho, tus caderas.

Bebo tu sangre, rompo
tus miembros uno a uno.

Y me quedo velando
por años en la selva
tus huesos, tu ceniza,
inmóvil,
lejos del odio y de la cólera,
desarmado en tu muerte,
cruzado por las lianas,
inmóvil en la lluvia,
centinela implacable
de mi amor asesino.

Un poema con tigre
Para  Alex Fleites
Me persigue el tigre de Blake
el oro de su piel
                         el fragor de su impaciencia

Ayer
          mientras llovía
asaltó una reunión de mi comité de base
y no quedó un papel en su sitio
-lo siento por las actas
                                    yo las hago
Se bebió los ojos de un amigo
y de un zarpazo dejó desnuda a Esther
-precisamente a Esther-
y sus pechos de madera bendita
temblaron en el aire
con olor a naranjas que presienten el fuego

Me persigue el tigre de Blake
su poderosa respiración de astro
el ardor de sus garras

No terminaré nunca este poema

martes, 15 de marzo de 2016

Premios Loewe, XXVIII edición// - Entrada - Víctor Rodríguez Núñez - Cuba / Progreso - Carla Badillo Coronado - Ecuador


Entrada

No sé por qué camino
pero he llegado aquí
Hasta este raro sitio
sin casas ni paisaje
Este lugar desnudo
de las piedras al alma
donde el mundo germina

Quizás también tú llegas
siguiendo ese camino
En esta vida harta
de aciertos y certezas
sólo el error nos une
La poesía es el reino
de los equivocados

Progreso 

Viajo en autobús
de Arizona
a Nuevo México.
Entre los pasajeros
varios migrantes latinos:
tres mexicanos
dos ecuatorianos
una peruana.

Escucho su conversación
desde mi asiento:
jornadas completas,
de lunes a lunes,
feriados, reemplazos,
horas extras.

A lo lejos, veo pasar un tren de carga,
cientos de vagones repletos de mercadería.
Uno de los migrantes se queda dormido.
A su lado, un hombre blanco
señala el tren con orgullo.
"Ahí viaja nuestra economía", dice.
"Ese tren es el retrato de nuestro progreso".

La frase retumba en mi cabeza.
El tipo ignora que su economía
también viaja en este autobús
Y que el retrato más humano del progreso
lo encarna el rostro
agotado y seco
del que duerme a su costado.

domingo, 13 de marzo de 2016

Literatura maya/ 3 - Popol Vuh (3) - Creación de los hombres de madera (y 2) - Anónimo - Guatemala


A continuación vino la adivinación, la echada de la suerte con el maíz y el tzité. "¡Suerte! ¡Criatura!", les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes del tzité, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora, que se llamaba Chiricán Ixmucané1.

Y comenzando la adivinación, dijeron así: "¡Que se junten y que se encuentren! ¡Hablad, que os oigamos, decid, declarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca!"

"Tú, maíz; tú, tzité; tú, suerte; tú, criatura: ¡uníos, ayuntaos!", les dijeron al maíz, al tzité, a la suerte, a la criatura. "¡Ven a sacrificar aquí, Corazón del Cielo; no castigues a Tepeu y Gucumatz!"

Entonces hablaron y dijeron la verdad. "Buenos saldrán vuestros muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán sobre la faz de la tierra."

"¡Así sea!", contestaron cuando hablaron.

Y al instante fueron hechos los muñecos, labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.

Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos, los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas.

Ya no se acordaban del Corazón del Cielo, y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, una muestra de hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenían consistencia, no tenían sangre ni sustancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos y amarillas sus carnes.

Así, ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos.

Estos fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.

En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, y recibieron la muerte.

Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.

De tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entrasen en su composición.

Pero no pensaban, no hablaban con su Creador, su Formador, que los había hecho, que los había creado. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. El llamado Xecotcovach2 llegó y les vació los ojos; Camalotz3 vino a cortarles la cabeza, y vino Cotzbalam4 y les devoró las carnes. El Tucumbalam5 llegó también y les quebró y magulló los huesos y los nervios, los molió y desmoronó los huesos.

Y esto fue para castigarlos, porque no habían pensado en su madre y en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se oscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.

Llegaron entonces los animales pequeños, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales6, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras.

"Mucho mal nos hacíais; nos comíais, y nosotros ahora os mordemos", les dijeron sus perros y sus aves de corral.

Y las piedras de moler: "Éramos atormentados por vosotros; cada día, cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros. Esto era el tributo que os pagábamos. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres, probaréis nuestra fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes", les dijeron sus piedras de moler.

Y he aquí que sus perros hablaron y les dijeron: "¿Por qué no nos dabais vuestra comida? Nosotros sólo estábamos mirando y vosotros nos perseguíais y nos echabais fuego. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais.

"Así era como nos tratabais. Nosotros no podíamos hablar. Quizá no os diéramos muerte ahora; pero, ¿por qué no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que hay en nuestra boca: os devoraremos", dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras.

Y sus comales, sus ollas, les hablaron así: "Dolor y sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, os quemaremos", dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar, que estaban amontonadas, se arrojaron directamente desde el fuego contra sus cabezas para hacerlos sufrir.

A toda prisa, corrían desesperados los hombres de palo; querían subirse sobre las casas; las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles, y los árboles los lanzaban a lo lejos; querían entrar en las cavernas, y las cavernas los rechazaban.

Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las caras.

Y dicen que la descendencia de aquéllos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquéllos, porque de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.

Y por esta razón el mono se parece al hombre; es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de madera.
Paralelismos entre el Popol Vuh y La Biblia

1 La gran Ixmucané.
2 Especie de águila o gavilán.
3 Gran vampiro.
4 Tigre.
5 Danta o tapir.
6 Plato que se usa para cocer las tortillas de maíz.

viernes, 11 de marzo de 2016

Literatura maya/ 2 - Popol Vuh (2) - Creación de los hombres de madera (1) - Anónimo - Guatemala


[...] Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, víboras, guardianes de los bejucos.

Y dijeron los Progenitores: "¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde."

Así dijeron cuando mediaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves. "Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os sostendréis." Y así como se dijo, así se hizo.

Luego, designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores. "Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos; allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos." Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.

De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra.

Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores: "Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno." Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.

"Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos!", les dijeron.

Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres, sólo chillaban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba en manera diferente.

Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí: "No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Eso no está bien", dijeron entre sí los Progenitores.

Entonces se les dijo: "Seréis cambiados, porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vuestras habitaciones y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis, ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros seres que sean obedientes. Vosotros aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Esta será vuestra suerte." Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequeños y grandes que hay sobre la faz de la tierra.

Luego quisieron probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran.

Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra.

Por este motivo hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar el hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.

"¡A probar otra vez! Ya se acerca el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser adorados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestra primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Así, pues, probemos a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten." Así dijeron.

Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne del hombre. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba por un lado, tenía un cuello muy grande, no podía ver para atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.

Y dijeron el Creador y el Formador: "Echemos las suertes, porque no podrá andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto", dijeron.

Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: "¿Cómo haremos para perfeccionar, para hacer bien a nuestros adoradores, a nuestros invocadores?"

Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí: "Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú1: ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación!" Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.

En seguida les hablaron a aquellos adivinos la abuela del día, la abuela del alba, que así eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucané.

Y dijeron Huracán, Tepeu y Gucumatz, cuando le hablaron al agorero, al sacrificador, que son los adivinos: "Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que formemos, el hombre que vamos a crear, nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros.

"Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc, Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado, por el hombre mortal; haced que así se haga.

"Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, dos veces madre, dos veces padre, Nim Ac2, Nimá-Tziis3, el Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Señor de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el maestro de la resina, el maestro Toltecat4, la buela del sol, la abuela del alba, que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.

"Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzité5, y así se hará y resultará si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera." Así les fue dicho a los adivinos.
(Continuará...)

1 La pareja creadora.
2 Gran jabalí o cerdo montés.
3 Gran coati o gran tapir.
4 El "maestro platero" por antonomasia, ya que los toltecas fueron grandes plateros.
5 Árbol de pito, en Guatemala, cuyos frutos rojos, en vaina, servían para sortilegios y hechicerías.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Literatura maya/ 1 - Popol Vuh (1) - Creación de la tierra - Anónimo - Guatemala


Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado y vacía la extensión del cielo.

Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques, sólo el cielo existía.

No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.

No había nada junto que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo.

No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.

Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz1, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios y así es como se le llama.

Llegó entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz en la oscuridad, en la noche y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultándose entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.

Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. En las tinieblas y en la noche se dispuso así por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.

El primero se llama Caculhá Huracán2. El segundo es Chipi-Caculhá3. El tercero es Raxa-Caculhá4. Y estos tres son el Corazón del Cielo.

Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.

"¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que estas aguas se retiren y desocupen el espacio, que surja la tierra y que se afirme! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado."

Así dijeron cuando la tierra fue creada por ellos. Así fue, en verdad, como se hizo la creación de la tierra. "¡Tierra!", dijeron, y al instante fue hecha.

Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas, y al instante crecieron las montañas.

Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y de los valles, y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.

Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo: "¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá!"

"Nuestra obra, nuestra creación será terminada", contestaron.

Primero se formó la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.

Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida bajo las aguas.

Así fue como se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.

1 Culebra de plumas: versión quiché del dios tolteca Quetzalcoatl. Su nombre se hallaba asociado al agua.
2 Relámpago.
3 Pequeño rayo.
4 Rayo verde. Según Brasseur, es el relámpago o trueno.

A la llegada de los españoles a la región guatemalteca existían dos grupos étnicos y dos reinos enemigos entre sí: los Quichés y los Cakchiqueles. 
Los Quichés, cuya capital, a la llegada de Alvarado, era Utatlán, se refugiaron, tras el incendio y destrucción de la ciudad por el caudillo español, en Chichicastenango (Santo Tomás Chuilá), no lejos del camino entre Guatemala y Quetzaltenango. A principios del siglo XVIII era cura de ese pueblo el padre Francisco Ximénez, de la Orden de Santo Domingo, que había llegado procedente de Córdoba, de donde era oriundo, hasta el reino de Guatemala en 1688. El padre Ximénez debió granjearse la confianza de sus feligreses hasta el punto de que le revelasen la existencia de un valioso manuscrito que guardaban desde hacía más de siglo y medio y en el cual se contenían las tradiciones antiguas del pueblo quiché junto con algunas inclusiones cristianas intercaladas.
Como quiera que el dominico dominaba ya el idioma quiché, se dio a aplicar de algún modo el método que desarrollase tan brillantemente fray Bernandino de Sahagún en el valle de México, de tal manera que hizo una transcripción y traducción del documento a dos columnas. Este es el manuscrito del famoso Popol Vuh, tal como se conserva en la Newberry Library de Chicago. El título que le dio fray Francisco Ximénez es el siguiente:
Empiezan las historias del origen de los Indios de esta provincia de Guatemala, traducido de la lengua quiché en la castellana para más comodidad de los Ministros del Santo Evangelio, por el R. P. F. Francisco Ximenez, Cura doctrinero por el Real Patronato del pueblo de Sto. Tomás Chuilá.

Aunque el contenido de este libro se refiere a tradiciones precolombinas, el manuscrito que tuvo en sus manos fray Francisco Ximénez debió escribirse por uno o varios indios quichés entre 1544 y 1555.
En el Popol Vuh, también llamado Popol Vuj, Libro del Consejo, Manuscrito de Chichicastenango, Libro del Común o Libro de la Estera, se incluyen fragmentos variados referentes a la cosmogonía, la religión y la mitología quiché, así como a la historia y emigraciones de estos pueblos. Se inicia con la cosmogonía quiché, con la creación del hombre de masa de maíz, tras los fracasos que significan la creación de los hombres de barro y de madera, y sigue con el origen del Sol y de la Luna que resultan de la apoteosis de dos héroes culturales, Hunahpú e Ixbalanqué. Todo el texto es de un valor extraordinario para comprender el profundo sentido de la civilización maya, si bien sus interpretaciones son en todo caso sumamente complejas.
El Popol Vuh puede ser obra de un solo autor o de varios, quienes irían aportando sus recuerdos en la redacción, en caracteres latinos, de la obra, pero no hay fundamento suficiente para poderla atribuir a alguien en concreto, como ha querido Villacorta y Rodas (1927) al tratar de demostrar que su autor sería el indio Diego Reynoso.
El valor literario, sin embargo, es tan grande como pueda serlo el puramente histórico o de información culturológica, pues junto a la fantasía que proviene de la tradición aprendida, la expresión cobra belleza formal, elegancia y finura y muchas veces podemos observar como si un poema sin rima y sin acentos se hallase bajo el manto de la prosa actual.
El Popol Vuh es seguramente la obra literaria de los mayas que se haya traducido más veces al español y también a otros idiomas, como el alemán, el inglés, el francés e incluso el ruso y el japonés. JOSÉ ALCINA FRANCH

lunes, 7 de marzo de 2016

Literatura azteca/ 4 - Cantos - Cacamatzin - México


Amigos nuestros,
escuchadlo:
que nadie viva con presunción de realeza.
El furor, las disputas
sean olvidadas,
desaparezcan
en buena hora sobre la tierra.

También a mí solo,
hace poco me decían,
los que estaban en el juego de pelota,
decían, murmuraban:
¿Es posible obrar humanamente?
¿Es posible actuar con discreción?
Yo sólo me conozco a mí mismo.
Todos decían eso,
pero nadie dice verdad en la tierra.

Se extiende la niebla,
resuenan los caracoles,
por encima de mí y de la tierra entera.
Llueven las flores, se entrelazan, hacen giros,
vienen a dar alegría sobre la tierra.

Es en verdad, tal vez como en su casa
obra nuestro padre,
tal vez como plumajes de quetzal en tiempo de verdor
con flores se matiza,
aquí sobre la tierra está el Dador de la vida.
En el lugar donde suenan los tambores preciosos,
donde se hacen oír las bellas flautas
del dios precioso, del dueño del cielo,
collares de plumas rojas
sobre la tierra se estremecen.

Envuelve la niebla los cantos del escudo,
sobre la tierra cae lluvia de dardos,
con ellos se oscurece el color de todas las flores,
hay truenos en el cielo.
Con escudos de oro
allá se hace la danza.

Yo sólo digo,
yo, Cacamatzin,
ahora sólo me acuerdo
del señor Nezahualpilli.
¿Acaso allá se ven,
acaso allá dialogan
él y Nezahualcóyotl
en el lugar de los atabales?
Yo de ellos ahora me acuerdo.

¿Quién en verdad no tendrá que ir allá?
¿Si es jade, si es oro,
acaso no tendrá que ir allá?
¿Soy acaso escudo de turquesas,
una vez más cual mosaico volveré a ser incrustado?
¿Volveré a salir sobre la tierra?
¿Con mantas finas seré amortajado?
Todavía sobre la tierra, cerca del lugar de los atabales,
de ellos yo me acuerdo.
Cacamatzin

La primera estrofa se la dedicaremos a nuestros actuales representantes políticos (de quienes lo sean).

sábado, 5 de marzo de 2016

Literatura azteca/ 3 - Tempus fugit/ 23 - Aun el jade se rompe - Nezahualcóyotl - México


Aun el jade se rompe,
aun el oro se quiebra,
aun el plumaje de quetzal se rasga...
¡No se vive para siempre en la tierra!
¡Sólo un breve instante perduramos!

jueves, 3 de marzo de 2016

Literatura azteca/ 2 - Cancionero otomí (2) - Yo fulgor solar de esmeraldas pulo (Poema mexica-otomí) - Anónimo - México


Yo fulgor solar de esmeraldas pulo,
yo en papel coloco plumas de ave verde y negra en tornasol,
recuerdo el lugar del origen de los cantos,
pongo en concierto ordenado plumas de ave color de oro:
¡es el hermoso canto!
Yo, cantor, entrelazo en sartal preciadas esmeraldas,
con el cual manifiesto un abrirse de corolas:
con esto doy placer al Dueño del mundo.
Con plumas de ave dorada, verde y negra, roja,
entrevero mi canto: suena como el oro mi canto.
Soy el ave amarilla de las mieses,
intermitente canto, alzo mi trino,
en donde hay lluvia de flores, ante el Dueño del mundo.
Hermoso es el origen del canto:
allí, al son de las trompetas de oro,
alzo celeste canto: mis labios lo profieren.
Soy el ave amarilla de las mieses,
con el reverbero de mis esmeraldas,
hago abrir su corola al hermoso canto, alzo mi trino,
con sahumerio de flores que en el fuego quemo:
con él doy placer al Dueño del mundo.
Las rojas aves divinizadas me responden:
yo, cantor, estoy en donde rumorean los cascabeles,
sitio de hermosos cantos,
lugar donde relucen los joyeles.
El resplandecer de esmeraldas y jades
hace persistir el verdor primaveral constantemente,
en el lugar del floreciente canto.
Perfume celestial exhala el sahumerio de flores,
ondula siempre fulgor de niebla,
junto a las flores cuajadas de rocío,
vengo a cantar yo, cantor.
Múltiples colores entrelazo, flores ensarto,
en el lugar del canto, donde relucen joyeles.
Con la fragancia de las flores,
allí me hago glorioso, allí me hago feliz,
con ella goza mi corazón,
con el perfume que se exhala,
siento mi corazón saltar agitado y lleno de entusiasmo,
aspiro el néctar fragante y narcótico.
Anhela mi alma el hermoso jardín.
En el lugar de la dicha se embriaga mi corazón.

martes, 1 de marzo de 2016

Literatura azteca/ 1 - Cancionero Otomí (1) - Anónimo - México


Bengui ridia gramehwini

Bengui ridia gramehwini
Bengui rida grabwöshwini
Yastabâ rinana
Yastamaheni

Haz a un lado tu vista

Haz a un lado tu vista, iremos allá.
Haz a un lado tu vista, iremos por arriba.
Antes que lo sepa tu madre,
estaremos lejos.
______

Nunmandé endónito

Nunmandé endónito:
nuparaya int'óndrito.

Ayer florecía

Ayer florecía.
Hoy se marchita.
______

Kha mahetzi nra rzona

Kha mahetzi nra rzona:
kha nir diantha nra ne.
Kha mahetzi raza tzae:
kha nir diantha hoentho yoho da.

En el cielo una luna

En el cielo una luna,
en tu cara una boca.
En el cielo muchas estrellas,
en tu cara sólo dos ojos.
______

Kha sa-tuy hiadi miyottzi

Kha sa-tuy hiadi miyottzi:
sa-tuh motti.
Kha nöm-da-go gui yottzi:
nügo, nügo dibui

En la gota de rocío brilla el sol

En la gota de rocío brilla el sol:
la gota de rocío se seca.
En mis ojos, los míos, brillas tú:
yo, yo vivo.
______

Canta, cantor

Canta, cantor:
tú tienes escudo de luz del sol.
Como un arcoiris estimo tus flores1.
Mi corazón está alegre: son esmeraldas para mí.
______

Däthe thogi thogi

Däthe thogi thogi,
Hin hambi tege,
Ndähi thogi thogi,
Hin hambi tege,
B'ui thogi thogi,
Hin hambi pengi.

La vida pasa, pasa

La vida pasa, pasa
y nunca cesa.
El viento pasa, pasa
y nunca cesa.
La vida pasa:
nunca regresa.

1 La flor es, en este poema, la imagen y el símbolo del canto. Pero en el lenguaje poético náhuatl, la flor (xochitl) tiene multitud de significados: "las flores del dios" o "la flor del corazón" son los corazones humanos; "las flores enhiestas" se refieren a la belleza del canto; "las flores de la vida" o "las flores del rojo néctar" representan la sangre; pero "flores de guerra", "flores de águila" o "flor de la batalla" son los prisioneros y la expresión "me embriago con flores de guerra" se refiere al ardor guerrero en la batalla. JOSÉ ALCINA FRANCH