Chet Baker - Like Someone In Love

lunes, 29 de octubre de 2007

Fragmento de El barco borracho - Arthur Rimbaud - Francia

El barco borracho - Pepe Yáñez
...
Sé de cielos que estallan en rayos; sé de trombas,
resacas y corrientes: ¡sé de la noche y del alba
exaltada al igual que un pueblo de palomas,
y he visto algunas veces, lo que el hombre creyó ver!
¡He visto en el ocaso, manchado de horror místico,
el sol iluminando coágulos violeta,
igual que los actores de los dramas antiguos,
las olas rodar lejos con temblor de muaré!
¡Soñé la noche verde de nieves deslumbrantes,
besos que suben lentos a los ojos del mar,
las savias inauditas correr, y el despertar
amarillo y azul de fósforos cantores!
¡Seguí durante meses, como un ganado histérico,
viendo asaltar las olas los firmes arrecifes
sin pensar que los pies luminosos de las Marías
pudiesen bridar el morro de los océanos asmáticos!
¡He embestido, sabéis, increíbles Floridas,
ojos de pantera con piel humana, mezclando
a las flores! ¡Arcos iris tendidos como riendas
bajo el horizonte marino, a glaucos rebaños!
He visto fermentar los enormes pantanos,
trampas en cuyos juncos se pudre un Leviatán;
derrumbarse las aguas en medio de bonanzas
en abismos lejanos cayendo en catarata.
Glaciares, soles de plata, olas de nácar, cielos de brasa,
zabordas odiosas al fin de oscuros golfos,
donde sierpes gigantes por chinches devoradas,
de árboles torcidos caen entre negras fragancias.
...

domingo, 28 de octubre de 2007

Fragmento de East Coker - T. S. Eliot - Inglés nacido en Estados Unidos

East Coker - Philip Guston
I

En mi principio está mi fin. Una tras otra,
las casas se levantan y caen, se derrumban, se amplían,
son repuestas, derruídas, restauradas, o en su lugar
se extiende un descampado, o una fábrica, o una circunvalación.
Viejas piedras en nuevos edificios, vieja leña en nuevas hogueras,
nuevas hogueras en ceniza, y ceniza en la tierra
que ya es carne, pellejos y heces,
huesos humanos y animales, tallos de trigo y hojas.
Las casas viven, mueren: existe un tiempo para edificar
y otro para la vida y la generación,
y otro para que el aire rompa el vidrio desportillado
y sacuda las tablas donde corretea el ratón de campo
y el raído tapiz que exhibe su callado lema.

En mi principio está mi fin. Ahora cae la luz
a lo largo del descampado, desertando la senda
atechada de ramas, en la penumbra de la tarde,
donde el talud te acoge al paso de la furgoneta,
y la senda persiste en dirección
al pueblo, hipnotizada en el calor
vibrante. En la calina, la piedra gris absorbe,
no refracta, la luz encandencida.
Duermen las dalias en la quietud vacía.
Esperan al búho madrugador.
En ese descampado,
si no te acercas mucho, si no te acercas mucho,
en una medianoche de verano, podrás oír el son
del tamboril y la dulzaina,
y ver danzar en torno de la hoguera
la sociedad del hombre y la mujer
en un baile señal de matrimonio
honroso y conveniente sacramento
dos y dos, necesaria conjunción,
enlazados del brazo o de la mano
en muestra de concordia. Alrededor del fuego,
brincando entre las llamas, o reunidos en corros,
rústicamente graves o festivos,
alzan sus fuertes pies en zapatos groseros,
pies de tierra y arcilla con júbilo campestre,
el de quienes descansan bajo tierra
alimentando el trigo. Manteniendo el compás,
manteniendo ese ritmo mientras bailan
como viven al ritmo de los ciclos vivientes,
el tiempo de las estaciones y las constelaciones
el tiempo del ordeño y el tiempo de la siega
el tiempo del acoplamiento del hombre y la mujer
y el de los animales. Pies que suben y bajan.
Comida y bebida. Estiércol y muerte.

Despunta el alba, y otro día
se dispone al calor y la quietud. Mar adentro, la brisa de la aurora
se desliza y encrespa. Estoy aquí
o allí, o en otra parte. En mi principio.

viernes, 26 de octubre de 2007

Fragmento de Los hombres huecos - T. S. Eliot - Inglés nacido en Estados Unidos

Los hombres huecos - Jorge Oteiza
Somos los hombres huecos
somos hombres de trapo
unos en otros apoyados
con cabezas de paja. ¡Ay!
Nuestras voces resecas
cuando cuchicheamos
son quedas e insensatas
como el viento en la hierba seca
o el paso de las ratas
sobre los vidrios rotos
de nuestro seco sótano

hechura informe, sombra sin color,
fuerza paralizada, gesto sin movimiento;

aquellos que han cruzado
con la mirada fija
al otro Reino de la muerte
nos recuerdan -si acaso- no
como almas perdidas y violentas,
sino como hombres huecos,
hombres de trapo.


IV

Los ojos no están aquí
aquí no hay ojos
en este valle de astros moribundos
en este valle hueco
esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

en este último lugar de encuentro
avanzamos a tientas
y evitamos hablar
juntos en la ribera del río tumefacto

ciegos, a menos que
los ojos reaparezcan
como el astro pequeño
rosa multifoliada
del reino crepuscular de la muerte
que sólo es esperanza
para los hombres huecos.

jueves, 25 de octubre de 2007

Culminación del dolor - Charles Bukowski - Norteamericano nacido en Alemania

Number 33 - Jackson Pollock
oigo incluso cómo ríen
las montañas
arriba y abajo de sus azules laderas
y abajo en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
oigo el agua
las noches que consumo bebiendo
y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj
se vuelve pomos en la cómoda
se vuelve papel sobre el suelo
se vuelve cazador
ticket de la lavandería
se vuelve
humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas...

poco importa

poco amor
o poca vida
no es tan malo
lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso

nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.

martes, 23 de octubre de 2007

Epitafio de un tirano - W. H. Auden - Reino Unido - Estados Unidos

Forest Whitaker en 'El último rey de Escocia'
No perseguía sino cierto tipo de perfección
Y la poesía que inventó era fácil de comprender;
Conocía la estupidez humana como la palma de su mano,
Y mostraba interés por armadas y ejércitos;
Cuando reía, respetables senadores se doblaban de risa,
Y cuando sollozaba los niños se morían en las calles.
Enero 1939

domingo, 21 de octubre de 2007

Fragmentos del Tao Te King - Lao Tsé - China

Bamboo
Si el cielo y la tierra duran siempre es porque no viven para sí mismos.

Siguiendo este ejemplo, el Sabio avanza al retroceder; al descuidarse, se conserva. Como no busca su provecho, todo tiende a su provecho.
______________________________________
Sin salir por la puerta, es posible conocer todo el mundo; sin mirar por la ventana, es posible darse cuenta de las vías del cielo, principios que rigen todas las cosas. -Cuanto más lejos se va, menos se aprende.

El Sabio llega a la meta, sin haber dado un paso para alcanzarla. Conoce, antes de haber visto, por los principios superiores. Termina, sin haber actuado, por su influencia trascendente.
______________________________________
Aquel que habla mucho, demuestra con eso que no conoce el Principio.

Aquel que conoce el Principio no habla. Mantiene su boca cerrada, retiene su respiración, embota su actividad, se libera de cualquier complicación, templa su luz, se confunde con el vulgo. He aquí la misteriosa unión con el Principio.

A un hombre tal, nadie puede atraerlo con favores, ni despreciarlo con malos tratos. Es insensible a la ganancia y a la pérdida, a la exaltación como a la humillación. Siendo así, es de lo más noble que hay en el mundo.

El Tao Te King, uno de los libros más enigmáticos e influyentes de la cultura oriental, parece que fue escrito en épocas de Confucio. Efectivamente Lao Tsé, el Viejo Maestro, nació, según las crónicas, hacia 570 a.C. en la población de Hai, del reino de Tch'en.
El Taoísmo fue, ante todo, un modo de ver y comprender la vida. La palabra Tao significa "cabeza", "principio" o "camino", como principio metafísico. El término Te puede traducirse como "virtud", "fuerza", "poder". King, por su parte, significa "libro"; con lo que Tao Te King podría traducirse como "Libro del principio metafísico y de su virtud activa".
El libro se compone de 81 capítulos sin orden aparente. Según la leyenda, el original estaba escrito en palillos de bambú, pero un día esos palillos cayeron al suelo y el libro se desordenó. Sin embargo, según la misma leyenda, los sabios son capaces de ordenar de nuevo los versos y leer el Tao Te King como es debido.

Rubaiyyat - Omar Jayyam - Persia

Omar Jayyam
Yo tenía un maestro cuando estaba en la escuela.
Después fui maestro y creí triunfar.
Escucha el final. Todo esto es tan sólo
un puñado de polvo bajo el soplo del viento.

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Quien es dueño de medio pan
y tiene un nido donde abrigarse
y no es señor ni siervo de nadie,
disfruta una muy dulce existencia.

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Reuníos, amigos, después de mi muerte.
Gozad todos juntos y cuando el copero
os escancie un buen vino, más añejo que nunca,
recordad a Jayyam y bebed recordándolo.

Jayyam, o cómo un buen matemático y astrónomo, borrachín y fumador de hachís, puede convertirse en un magnífico poeta.

sábado, 20 de octubre de 2007

Ándele - Julio Cortázar - Argentina


1)

Como una carretilla de pedruscos
cayéndole en la espalda, vomitándole
su peso insoportable,
así le cae el tiempo a cada despertar.

                  Se quedó atrás, seguro, ya no puede
                  equiparar las cosas y los días,
                  cuando consigue contestar las cartas
                  y alarga el brazo hacia ese libro o ese disco,
                        suena el teléfono: a las nueve esta noche,
                        llegaron compañeros con noticias,
                        tenés que estar sin falta, viejo,

o es Claudine que reclama su salida o su almohada,
o Roberto con depre, hay que ayudarlo,
o simplemente las camisas sucias
amontonándose en la bañadera
como los diarios, las revistas, y ese

                     ensayo de Foucault, y la novela
                     de Erica Jong y esos poemas
                de Sigifredo sin hablar de mil
                trescientos grosso modo libros discos y películas,
más el deseo subrepticio de releer Tristram Shandy,
Zama, La vida breve, El Quijote, Sandokán,
                y escuchar otra vez todo Mahler o Delius
                todo Chopin todo Alban Berg,
                y en la cinemateca Metrópolis, King Kong,
                La barquera María, La edad de oro —Carajo,

la carretilla de la vida
con carga para cinco décadas, con sed
de viñedos enteros, con amores
que inevitablemente superponen
tres, cinco, siete mundos
que debieran latir consecutivos
y en cambio se combaten simultáneos
en lo que llaman poligamia y que tan sólo
es el miedo a perder tantas ventanas
sobre tantos paisajes, la esperanza
de un horizonte entero—


2)

Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero ya llevo tiempo (siempre tiempo)
sabiendo que en el mí estás vos también,
y entonces:

                     No nos alcanza el tiempo,
                     o nosotros a él,
                     nos quedamos atrás por correr demasiado,
                     ya no nos basta el día
                     para vivir apenas media hora.


3)

El futuro se escinde, maquiavelo:
el más lejano tiene un nombre, muerte,
y el otro, el inmediato, carretilla.

                    ¿Cómo puede vivirse en un presente
                    apedreado de lejos? No te queda
                    más que fingir capacidad de aguante:
                    agenda hora por hora, la memoria
                    almacenando en marzo los pagarés de junio,
                    la conferencia prometida,
                    el viaje a Costa Rica, la planilla de impuestos,
Laura que llega el doce,
   un hotel para Ernesto,
       no olvidarse de ver al oftalmólogo,
           se acabó el detergente,
              habrá que reunirse
                  con los que llegan fugitivos
                         de Uruguay y Argentina,
darle una mano a esa chiquita
    que no conoce a nadie en Amsterdam,
        buscarle algún laburo a Pedro Sáenz,
           escucharle su historia a Paula Flores
              que necesita repetir y repetir
                  cómo acabaron con su hijo en Santa Fe.

Así se te va el hoy
en nombre de mañana o de pasado,
así perdés el centro
en una despiadada excentración
a veces útil, claro,
útil para algún otro, y está bien.

                             Pero vos, de este lado de tu tiempo,
                             ¿cómo vivís, poeta?,
                             ¿cuánta nafta te queda para el viaje
                             que querías tan lleno de gaviotas?


4)

No se me queje, amigo,
las cosas son así y no hay vuelta.
Métale a este poema tan prosaico
que unos comprenderán y otros tu abuela,
dése al menos el gusto
de la sinceridad y al mismo tiempo
                         conteste esa llamada, sí, de acuerdo,
                         el jueves a las cuatro,
                         de acuerdo, amigo Ariel,
                         hay que hacer algo por los refugiados.


5)

Pero pasa que el tipo es un poeta
y un cronopio a sus horas,
que a cada vuelta de la esquina
le salta encima el tigre azul,
un nuevo laberinto que reclama
ser relato o novela o viaje a Islandia,
(ha de ser tan traslúcida la alborada en Islandia,
se dice el pobre punto en un café de barrio)
           Le debe cartas necesarias a Ana Svensson,
           le debe un cuarto de hora a Eduardo, y un paseo
           a Cristina, como el otro
           murió debiéndole a Esculapio un gallo,
           como Chénier en la guillotina,
           tanta vida esperándolo, y el tiempo
           de un triángulo de fierro solamente
           y ya la nada. Así, el absurdo
           de que el deseo se adelante
           sin que puedas seguirlo, pies de plomo,
           la recurrente pesadilla diurna
           del que quiere avanzar y lo detiene
           el pegajoso cazamoscas del deber.

la rémora del diario
con las noticias de Santiago mar de sangre,
con la muerte de Paco en la Argentina,
con la muerte de Orlando, con la muerte
y la necesidad de denunciar la muerte
cuando es la sucia negación, cuando se llama
Pinochet y López Rega y Henry Kissinger.
           (Escribiremos otro día el poema,
           vayamos ahora a la reunión, juntemos unos pesos,
           llegaron compañeros con noticias,
           tenés que estar sin falta, viejo.)


6)

Vendrán y te dirán (ya mismo, en esta página)
sucio individualista,
tu obligación es darte sin protestas,
escribir para el hoy para el mañana
sin nostalgias de Chaucer o Rig Veda,
sin darle tiempo a Raymond Chandler o Duke Ellington,
basta de babosadas de pequeñoburgués,
hay que luchar contra la alienación ya mismo,
dejate de pavadas,
elegí entre el trabajo partidario
o cantarle a Gardel.


7)

Dirás, ya sé, que es lamentarse al cuete
y tendrás la razón más objetiva.
Pero no es para vos que escribo este prosema,
lo hago pensando en el que arrima el hombro
mientras se acuerda de Rubén Darío
o silba un blues de Big Bill Broonzy.

               Así era Roque Dalton, que ojalá
               me mirara escribir por sobre el hombro
               con su sonrisa pajarera,
               sus gestos de cachorro, la segura
               bella inseguridad del que ha elegido
               guardar la fuerza para la ternura
               y tiernamente gobernar su fuerza.
               Así era el Che con sus poemas de bolsillo,
               su Jack London llenándole el vivac
               de buscadores de oro y esquimales,
               y eran también así
               los muchachos nocturnos que en La Habana
               me pidieron hablar, Marcia Leiseca
               llevándome en la sombra hasta un balcón
               donde dos o tres manos apretaron la mía
               y bocas invisibles me dijeron amigo,
               cuando allá donde estamos nos dan tregua,
               nos hacen bien tus cuentos de cronopios,
               nomás queriamos decírtelo, hasta pronto—


8)

Esto va derivando hacia otra cosa,
es tiempo de ajustarse el cinturón:
zona de turbulencia.
Nairobi, 1976

No es necesario estar de acuerdo con todo lo que se dice en un poema para disfrutarlo. Parece, por los tres últimos versos, que Cortázar no tenía mucha fe en que esto se entendiera así y se curó en salud.

jueves, 18 de octubre de 2007

Declaración - Alfonso Calderón - España

Sin título - Helio Gógar - Portada del poemario 'Taller de sueños' Helio Gógar
Aún no imaginas nada
pero he decidido ser
hoy, en este pentagrama
una nota prescindible.
Ritmos de azúcar y plata,
tus acordes de mujer
libres suenen, limpios caigan
entre las líneas, firmes.

De Taller de sueños

Luna - Alfonso Calderón - España

Mujeres y pájaro en el claro de Luna - Joan Miró
Moneda de luz suspendida
entre dos colecciones de misterios,
diosa de curvas mudables,
madre de espejada vida,
tú exiges cultos telescópicos de sabios,
nocturnas ofrendas a tu piel pálida,
amantes aletazos de los labios,
y reflejas
una flor de soledad por mi ventana.

De Taller de sueños

miércoles, 17 de octubre de 2007

No rechaces los sueños por ser sueños - Pedro Salinas - España

Sueños urbanos - Mirta Benavente
No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
"Yo soy el sol, los cielos, el amor."
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

De Largo lamento
Pedro Salinas

martes, 16 de octubre de 2007

Fragmento de El rey de Harlem - Federico García Lorca - España

Collage Ay Harlem! - Jessica Lagunas
Con una cuchara de palo
le arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara de palo.

Fuego de siempre dormía en los pedernales
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.

Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.

Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado...

lunes, 15 de octubre de 2007

Fragmento de Vuelta a la ciudad - Federico García Lorca - España

Number 18 - Jackson Pollock
NEW YORK
Oficina y denuncia

Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato:
debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero;
debajo de las sumas, un río de sangre tierna.
Un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas. Lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría.
Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
Yo he venido para ver la turbia sangre.
La sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas, un millón de corderos
y dos millones de gallos,
que dejan los cielos hechos añicos.
...

De Poeta en Nueva York

domingo, 14 de octubre de 2007

Poema del regreso - José Ángel Buesa - Cuba

La montaña Sainte Victoire vista desde Lauves - Paul Cézanne
Vengo del fondo oscuro de una noche implacable,
y contemplo los astros con un gesto de asombro.
Al llegar a tu puerta me confieso culpable,
y una paloma blanca se me posa en el hombro.

Mi corazón humilde se detiene en tu puerta
con la mano extendida como un viejo mendigo;
y tu perro me ladra de alegría en la huerta,
porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.

Al fin creció el rosal aquel que no crecía
y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:
Yo también he cambiado mucho desde aquel día,
pues no tienen estrellas las noches del destierro.

Quizás tu alma esté abierta tras la puerta cerrada;
pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,
mírame dulcemente, sin preguntarme nada,
y sabré que no he vuelto... porque estaba contigo!


Primer poema de este blog aunque, por circunstancias, no ocupe ahora el primer lugar.

sábado, 13 de octubre de 2007

Distribución del tiempo - Julio Cortázar - Argentina

La persistencia de la memoria - Salvador Dalí
Cada vez somos más los creemos menos
en tantas cosas que llenaron nuestras vidas,
los más altos, indiscutibles valores vía Platón o Goethe,
el verbo, su paloma sobre el arca de la historia,
la pervivencia de la obra, la filiación y la heredad.

No por eso caemos con el celo del neófito
en esa ciencia que ya pone sus robots en la luna;
en verdad, en verdad, nos es bastante indiferente,
y si el doctor Barnard transplanta un corazón
preferiríamos mil veces que la felicidad de cada cual
fuese el exacto, necesario reflejo de la vida
hasta que el corazón insustituible dijera dulcemente basta.

Cada vez somos más los que creemos menos
en la utilización del humanismo
para el nirvana estereofónico
de mandarines y de estetas.

Sin que eso signifique
que cuando hay un momento de respiro
no leamos a Rilke, a Verlaine o a Platón,
o escuchemos los claros clarines,
o miremos los trémulos ángeles
del Angélico.

Rechiflao en mi tristeza - Juilo Cortázar - Argentina

Libros - Luis Camnitzer
Te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria
una buena biblioteca.

Te quedaste allá, en villa del Parque,
con Thomas Mann y Roberto Arl y Dickson Carr,
con casi todas las novelas de Colette,
Rosamond Lehmann, Charles Morgan, Nigel Balchin,
Elías Castelnuovo y la edición
tan perfumada del pequeño
amarillo Larousse Ilustrado, donde por suerte todavía
no había entrado mi nombre.

También se me quedó un tintero
con un busto de Cómodo,
emperador romano
cuya influencia en las letras
nunca me pareció excesiva.
Nairobi, 1976

viernes, 12 de octubre de 2007

Haikus/1 - Kobayashi Issa - Japón

Alta montaña - Shen Zhou
El Primer Día de Año:

Recuerdo

Una solitaria noche de otoño.

Issa


El Día de Año Nuevo;

Nada bueno o malo,

Sólo seres humanos.

Issa
Sin título

Incluso mi esposa

Actúa como una forastera,

Esta mañana de primavera.

Issa



Bajo las flores del cerezo,

Nadie es

Un perfecto desconocido.

Issa


Despúes de fundirse la nieve,

La aldea

Se llena de niños.

Issa


El haiku es la forma más típica de la poesía de inspiración Zen. Alguien lo definió con las siguientes imágenes: "Una flor interpreta la primavera, y una hoja caída es el otoño, o todos los otoños. Una hoja es suficiente para identificar el bosque; una gota de agua descubre el mar".

martes, 9 de octubre de 2007

Duermevela - Juan José Arreola - México

Au dessus de la ville - Marc Chagall
Un cuerpo claro se desplaza limpiamente en el cielo. Usted enciende sus motores y despega vertical. Ya en plena acelaración, corrige su trayectoria y se acopla con ella en el perigeo.

Hizo un cálculo perfecto. Se trata de un cuerpo de mujer que sigue como casi todas una órbita elíptica.

En el momento preciso en que los dos van a llegar a su apogeo, suena el despertador con retraso. ¿Qué hacer?

¿Desayunar a toda velocidad y olvidarla para siempre en la oficina? ¿O quedarse en la cama con riesgo a perder el empleo para intentar un segundo lanzamiento y cumplir su misión en el espacio?

Conteste con toda sinceridad. Si acierta le enviamos a vuelta de correo y sin costo alguno la reproducción del cuadro que Marc Chagall ha pintado especialmente a todo color para los lectores interesados en el tema.

lunes, 8 de octubre de 2007

El encuentro - Juan José Arreola - México

Laberintos suburbanos - Jesús Ortiz
Dos puntos que se atraen no tienen por qué elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito.

Las gentes caen unas en brazos de otras sin detallar la aventura. Cuando mucho avanzan en zigzag. Pero una vez en la meta corrigen la desviación y se acoplan. Tan brusco amor es un choque, y los que así se afrontaron son devueltos al punto de partida por un efecto de culata. Demasiado proyectiles, su camino al revés los incrusta de nuevo, repasando el cañón, en un cartucho sin pólvora.

De vez en cuando, una pareja se aparta de esta regla invariable. Su propósito es francamente lineal, y no carece de rectitud. Misteriosamente, optan por el laberinto. No pueden vivir separados. Ésta es su única certeza y van a perderla buscándose. Cuando uno de ellos comete un error y provoca el encuentro, el otro finge no darse cuenta y pasa sin saludar.

domingo, 7 de octubre de 2007

Fragmento de Canto a mí mismo - Walt Whitman - Estados Unidos

Walt Whitman
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Viajeros y preguntones me rodean,
personas que encuentro a mi paso,
huellas que me dejó la infancia, el barrio o
la casa donde vivo, o el país,
Los últimos aniversarios, descubrimientos,
invenciones, sociedades, viejos y nuevos
autores,
Mi comida, mi ropa, compañeros, miradas,
cumplidos y deberes,
La indiferencia real e imaginada de alguien
a quien quiero,
Mis dolencias o las de los míos,
contrariedades, pérdidas o falta de dinero,
abatimiento o exaltación,
Las batallas, el horror de la guerra entre
hermanos, la ansiedad ante la noticia que
no acaba de llegar, el suceso irremediable,
Todo esto viene y se aleja de mí noche y
día,
Pero no es mi Yo.
Más allá de vaivenes y tensiones se eleva
lo que soy,
Se alza alegre y ocioso, compasivo,
unitario,
Me inclino, me alzo apoyando los brazos
en algún sostén impalpable,
Oteando con la cabeza doblada lo que va a
suceder,
Dentro y fuera del juego, mirando y
asombrado.
Miro hacia atrás y me veo debatiéndome
entre la niebla con lingüistas y
disputadores,
No hay en mí burlas ni razonamientos;
sólo miro y espero.

viernes, 5 de octubre de 2007

Fragmento - Joseph Conrad - Polonia-Gran Bretaña

Joseph Conrad
... Con la cualidad de nuestros deseos, pensamientos y asombro proporcionados a nuestra infinita pequeñez, medimos hasta el tiempo mismo de acuerdo con nuestra propia magnitud. Encerrados en la morada de las ilusiones personales, treinta siglos de historia de la humanidad parecen menos, al mirar hacia atrás, que treinta años de nuestra propia vida...
Traducción de Javier Marías